La respuesta parecería sencilla, bastaría colocarse en el cubículo y marcar las casillas de la tarjeta electoral, pero, me temo que no, sobre todo porque el derecho de elegir y ser elegido ha estado sujeto a violaciones y amenazas de todo tipo, que van desde el aprovechamiento del estado de necesidad de una sociedad materialmente empobrecida por unos gobernantes, que han creado las condiciones para la compra venta de conciencias, permuta de votos por plata y puestos, acompañada de todo tipo de perversas manipulaciones, mentiras gigantescas, engaños calculados para confundir y direccionar al sufragante.
En ese contexto se han venido desarrollando las elecciones en Colombia, en donde han resultado ganadores estos siniestros personajes, una “élite política,” unas cuantas familias, que en alianza con empresas electoreras regionales se han venido apropiando de parte del Estado, de sus recursos públicos, logrando hasta ahora, sus destructivos objetivos.
Es necesario advertir que pese a que en cada elección algunos de estos señores han venido ofreciendo eliminar la pobreza y la corrupción, que ellos mismos han creado, el pueblo no les cree, no les comerán más cuento, toda vez que la ciudadanía entendió, que para ellos, el Estado ha sido y sus recursos, son y han sido su más preciado botín, sus fuentes de enriquecimiento ilícito. Robar, es el verbo que saben conjugar a la perfección. ¡Depravados, cínicos!
No obstante ese panorama, la sociedad colombiana, ha venido despertando, hoy por primera vez se está a un paso de que la Presidencia de Colombia pueda ser ganada por personas distintas, ajenas, de las inmorales élites y de los clanes regionales, que se han apoderado de la riqueza pública. La profecía de Gilles Lipovetsky, está por cumplirse: ”El siglo XXI será ético o no será”. Colombia será ética, es el único camino.
Ello, por cuanto, el pueblo ha comenzado a derrumbar este régimen putrefacto, que ha destruido al país, ello resultó evidente en las elecciones de Congreso del presente año, que determinaron un gran avance de los partidos, movimientos alternativos, sectores independientes y de sectores progresistas de otros partidos, que entendieron el momento. El cambio es un proceso que comenzará en la primera o en la segunda vuelta. No tiene reversa, el pueblo, se decidió.
La ciudadanía ha seleccionado sus opciones, una de ellas, será la ganadora, están representadas por Gustavo Petro, Sergio Fajardo, Rodolfo Hernández, que simbolizan un potente proceso de cambio, ruptura con el “régimen de corrupción, pobreza, injusticia social, creado, por los que hoy pretenden seguir apropiándose de la República, a costa del dolor de toda una sociedad.
La esperanza ha renacido con fuerza, adelante, Gustavo Petro, adelante Sergio Fajardo, adelante, Rodolfo Hernández, ustedes, acompañados de sus formulas afro-vicepresidenciales, con nuestra hermana Francia Márquez a la cabeza, han mostrado un nuevo camino, una nueva era para la población colombiana. Llegó la hora de reconstruir a Colombia.
El pueblo colombiano está a un paso de cambiar la historia, el nacimiento de un nuevo país está cerca, la Colombia justa, equitativa, incluyente, realmente democrática, respetuosa de los derechos humanos, de la inviolabilidad de la dignidad humana, de la vida, del ciudadano como titular del poder político, llegará, el domingo 29 de Mayo de 2022.
Adición:
1. Rechazo absoluto a las amenazas y perfilamiento realizado en la persona Erick Urueta Benavides, presidente de la veeduría judicial, Vejuca.
3. Solicitar protección inmediata para el concejal Javier Julio Bejarano, víctima de graves amenazas contra su vida.
4. Solicitar a la Fiscalía General de la Nación, Procuraduría General de la Nación, Defensoría Nacional del Pueblo, intervenir en forma urgente y eficaz, para que se garantice la integridad del veedor, Erick Urueta Benavides, del concejal, Javier Julio Bejarano, y se les den garantías para el ejercicio de sus funciones.
5. Solicitar plan de especial protección para veedores, líderes sociales y a la población en general, hoy sitiada por muchas formas de delincuencia.