Este fue el término empleado por el programa Cartagena Cómo Vamos, igualmente por otros analistas, al informe de septiembre 16 sobre la calidad de vida en Cartagena. Para empezar, creo que es un término demasiado decente, elusivo y discreto para la realidad que se muestra de la ciudad en todos los indicadores significativos para comprender cómo avanza, o en este caso, cómo retrocede una ciudad, pues no existe ningún indicador esperanzador, que genere confianza en la conducción presente y en el futuro de la ciudad. En todo lo que no debería descender, se desciende y en lo que podría aumentar negativamente, aumenta.
Espero que con este informe no suceda lo mismo que con el publicado hace un mes por el Dane, en el que se destacaron solo los aspectos relacionados con el consumo de comidas, donde se informaba que el 24,5% de los cartageneros consumía sus tres comidas al día, esto es que el 75,5% NO consumía las tres comidas diarias, informando además que estamos con una diferencia del 41,6% por debajo del promedio nacional. Este dato es una sola página de las 8 que contiene el informe para Cartagena. En las otras se muestra un panorama desesperanzador para seguir con un lenguaje propositivo.
Lo que arrojan los otros resultados son desconfianza en el futuro, pesimismo, bajos ingresos, donde, por ejemplo, el 87,3% no ha tenido posibilidad de comprar ropa, zapatos, alimentos, etc., desde la pandemia. Donde el 86,3% afirmó sentirse inseguro “caminando solo/a en la noche”.
Ahora el informe de Cartagena Cómo Vamos nos muestra un escenario más completo, pero también más devastador. Es precisa la frase empleada cuando afirman que “En términos generales los indicadores no muestran avances”. Lo que se puede desprender es que existe una enorme incapacidad, desgreño o desgobierno, con unos muy bajos o pobres resultados prácticamente en todo, en particular en aquellos indicadores que son resultado de la gestión pública.
Me preocupan todos, pero en especial quiero destacar varios componentes con impactos a mediano y largo plazo, como por ejemplo en los aspectos de la alimentación, y eso para no pensar en la nutrición, que es otra cosa; en la educación, tanto en la deserción, cobertura como en la calidad, medida por los resultados de las pruebas Saber 11, pues de los colegios, dice el informe que “el 82% de estos se encontraban en las categorías C y D, las más bajas de las pruebas Saber 11”.
Este informe debe propiciar una alarma general, pues se hace más sólida la perspectiva de No futuro, de desesperanza y pesimismo; pero paradójicamente es el momento en el cual la ciudad debe crecer como en los momentos más críticos de su historia. Es el llamado a la unión, a la creatividad, la proactividad de todos sus habitantes.
*Sociólogo.