En la historia reciente de la humanidad muchos personajes de carne y hueso han realizado pactos con el demonio, diferentes versiones que destacan casos de posesión demoníaca son recogidas por la cultura popular, narradas en la tradición oral de los pueblos, y difundidas mediante el arte literario, en algunos casos impregnan la psicopatología; en un pasado lejano alentaron la inquisitoria persecución religiosa fundamentada en el “Malleus Maleficarum”; contemporáneamente llevadas al cine, develan los espantosos rituales exorcistas ejecutados por miembros de la iglesia.
Iniciando el siglo XVII, el célebre dramaturgo inglés, Cristopher Marlowe, expone un caso en su obra “La trágica historia del Doctor Fausto”; posteriormente el mito fue poéticamente dramatizado por Johan Wolfgang Goethe, donde un lascivo Fausto provoca la muerte de Gretchen, su inocente enamorada. El causante de la desgracia de la chica habrá de vivir consumido por el remordimiento y la pena.
Otra versión señala cómo la soberbia de querer parecerse a Dios, pretender conocimientos, y ejecutar realizaciones más allá de lo considerado humanamente posible, es el crimen por el que Fausto deberá pagar en el infierno. Finalmente, el personaje evita la condena eterna mediante el amor, y el arrepentimiento del pacto satánico.
Sigmund Freud analiza la historia del pintor Cristóbal Haitzmann, un manuscrito hallado por el doctor Payer-Thurn, en la antigua Biblioteca Imperial de Viena, procedente del santuario de Mariazell, narra la historia del pintor bávaro, quien sufre convulsiones y una serie de ataques posteriores en la iglesia de Pottenbrunn, interrogado le responde al prefecto que ha tenido tratos ilícitos con el demonio, arrepentido, se convence de que solo la gracia de la Santísima Virgen podría salvarle, lo logra, pero tiene que volver al monasterio para romper un pacto anterior sellado con tinta con el mismo diablo, orando, de nuevo logra sentirse totalmente liberado, e ingresa finalmente a la Orden de la Merced.
El premio Nobel Tomas Mann en el Doktor Faustus reinterpreta el mito; su hijo Klaus Mann escribe Mephisto, donde narra cómo un actor de izquierda llamado Henrik Högfen termina vendiendo lealtad al régimen nazi para poder medrar en su carrera, no solo pervierte y abandona sus valores morales, sino que traiciona a diversas personas cercanas y conduce a algunas de ellas a la destrucción, entre ellas a su amante de color, a quien entrega en manos de la Gestapo para ocultar sus devaneos con una “raza inferior”.
Un alma política atormentada, para romper metafóricamente el pacto con Satanás, debe abandonar la difamación. Aunque dijo que lo haría, no lo hizo. Tiene la deuda. Tradicionalmente, mentir es trabajo del demonio. El camino es enseñar a nuestros ciudadanos a actuar con la verdad, para construir un país donde reine la convivencia y la paz.
*Psiquiatra.