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Mis dos ciudades

Es intrigante notar cómo las dos ciudades de mi vida, Nápoli y Cartagena, se parecen tanto: ambas son puertos importantes, en ambas la meta personal primordial es la búsqueda de la felicidad, ambas cantan, en ambas la comida callejera y las ventas ambulantes invaden el espacio público y no hay autoridad que pueda con ellos.

Ambas son desordenadas con un caos organizado, el tráfico de Nápoles es famoso en el mundo: si puedes manejar en Nápoles lo puedes hacer en cualquier otro lugar de la tierra.

En ambas hay una población exagerada de prostitutas y si en Nápoli comes Pizza, en Cartagena comemos arepa de huevo.

A través de los años es el comando sur de la organización de estados, más de 50000 familias americanas han pasado por las calles napolitanas y en la convivencia necesariamente exportando algo del estilo de vida americano.

A mí personalmente me tocó aprender a jugar sóftbol antes que fútbol y jugamos en el campeonato de la COM FAIR y mi inglés era el de los bares de los marinos gringos borrachones y rumberos y putanieros, hasta un examen hice para trabajar. En la NATO (OTAN) hay un acróstico en inglés que dice “NotAbleToOrganizese” inventado por los mismos gringos que vivían la torre de Babel que era y es la OTAN.

Se parecieron todavía más con la entrada de Colombia como socio global de la OTAN. “Desde 2017, Colombia se unió a la OTAN como socio extracontinental y se convirtió en el primer y único país de Latinoamérica en obtener un acuerdo de ese tipo en la Organización del Tratado del Atlántico Norte”. El acuerdo, que fue firmado por el expresidente Juan Manuel Santos en Bruselas, se vuelve particularmente vigente a la luz de la actitud beligerante del presidente de Rusia, Vladimir Putin y su guerra de expansión territorial y política.

Hablémonos claro, Rusia está a nuestras puertas, el acuerdo político económico del régimen de Putin con el régimen de Nicolás Maduro está vigente y más tiempo pasa más le va a deber el dictador venezolano a Putin, y los gringos no quieren repetir el fenómeno de Cuba que se constituyó en una amenaza militar de su gran enemigo, entonces nos ponen a nosotros de mascarón de proa en una ahora posible intención imperialista del Putin de turno.

Así que vamos a ver muchos más gringos en nuestras calles de frontera, va a haber más rumbiaderos con “WE SPEAK ENGLISH” y va a haber más escándalos con los borrachos mala paga y si al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, le da la chiripiolca, los primeros a pagar los platos rotos somos los colombianos y antes que todo los cartageneros.

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