Tema polémico del que hablaré hoy. Tengo varios amigos que me han confirmado su marcha de Colombia desde que se confirmó la victoria de Petro.
El ahora presidente les ha causado el deseo de abandonar su patria por el temor a la que creen será deriva socialista del país. Es la nueva emigración colombiana: la emigración petrista.
Reconozco que es un fenómeno que me ha sorprendido. Sabía de varios casos de personas que, en previsión de la victoria del candidato de las izquierdas, llevaban meses sacando fuera del país su dinero ya fuera comprando apartamentos en Miami y Madrid, ya fuera sacando efectivo del país de uno u otro modo. Pero lo que hasta hace poco aún no había oído era de personas que no es que sacaran sus bienes, sino que se sacaban a sí mismas y a sus familias del país. Ahora, que ya sé de diversos amigos y conocidos que han tomado esa drástica medida, me atrevo a hablar de ello y proponer la reflexión.
¿Por qué alguien abandona su país? Yo lo hice en su día. Y, créanme, nadie lo hace por gusto. Tu país es tu patria, literalmente la tierra de tus padres, donde te criaste y todo te es familiar. Las cosas pequeñas y que a los extranjeros no llaman la atención para ti son la sal de la vida, esa forma de hablar, esa comida, esa conducta tan típica. Las cosas grandes y que a los extranjeros fascinan son aquellas de las que te sientes orgulloso y presumes ufano. Nadie deja voluntariamente todo ese acervo de detalles que conforman nuestro hogar salvo que algo muy fuerte le lleve a hacerlo. Habitualmente dos son los motivos: búsqueda de un futuro mejor, generalmente laboral y económico; y miedo derivado de las malas condiciones de seguridad del país.
Estos dos motivos han sido recurrentes en la historia de Colombia y han llevado a miles de compatriotas fuera. Pero lo que ahora tenemos no es nada de eso. La emigración petrista no son gentes que busquen un trabajo que en Colombia no tienen, ni amenazados que huyan de la violencia. La emigración petrista es gente con una buena situación económica y a los que no amenaza de un modo directo e inmediato nadie, pero que tienen miedo de que el nuevo gobierno arruine a su país o, incluso, lo convierta en una dictadura de corte venezolano. Huyen no por el presente, sino por el temor al futuro. ¿Tiene sentido su actitud? Quizá sí, quizá no. El tiempo lo dirá. Pero está pasando. No es algo anecdótico. Y Colombia y su nuevo gobierno harían bien en ser conscientes de ello.