<img src="https://sb.scorecardresearch.com/p?c1=2&amp;c2=31822668&amp;cv=2.0&amp;cj=1">

La cultura como guía

El concepto cultura se ha estudiado con entusiasmo y detenimiento en los últimos tiempos. Hay diversos criterios de interpretación pero se coincide en que es fundamental para que las sociedades avancen en bienestar colectivo y se construyan de manera permanente. Aún así, el Estado suele ser mezquino cuando de asignarle recursos se trata, y por esa vía la cultura aparece siempre como la cenicienta mendicante que suplica oxígeno financiero para poder cumplir sus metas.

Sin embargo, la cultura no depende del sector público para ser ella misma, aunque el Estado impulse su desarrollo. Son las comunidades las que marcan el derrotero cultural en la construcción permanente de ciudad y ciudadanía y determinan su esencia. Cartagena, en su condición de Patrimonio Cultural de la Humanidad debe tomar la cultura como su estandarte para trabajar políticas de desarrollo sostenible: crecimiento económico, conservación del medioambiente, generación de bienestar general.

Cartagena debe concebir la cultura como epicentro de su esencia como ciudad. La cultura es la ciudad misma, su constitución primaria, su latir profundo, su forma de concebir la existencia y su fundamental expresión ante sí y ante el mundo. Si se busca cambiar la ciudad para que sea mejor, en todo, lo primero que hay que fortalecer es la cultura. Un cambio de mentalidad en torno de lo que Cartagena representa en su dimensión histórica, patrimonial, económica, social, creadora, pasa de forma necesaria por la cultura.

De ahí que un alcalde que ubique la cultura como elemento principal de su plan de gobierno, podrá lograr avances significativos en el proceso de redimensionamiento de la ciudad en beneficio de sus comunidades, su identidad, su economía, su medioambiente, su presente y su futuro. En los últimos tiempos Cartagena ha extraviado su armonía social, y la cultura, como elemento aglutinante y formativo, puede retomar valores, clarificar derechos y deberes, volver al sendero perdido.

Cartagena requiere una revisada y franca mirada de su cultura propia para replantearse como ciudad. Debe generar dinámicas de estima colectiva, cooperativismo humano, de pertenencia, identidad creativa, unir generaciones en torno de lo que nos ha descrito como espacio vital y entender los retos que plantea el tiempo actual. El compromiso es de todos y es inmenso, como inmenso es el verdadero plano cultural de una ciudad acostumbrada a gestas memorables y que hoy tiende al menoscabo propio y a la minucia conceptual a la que nos hemos venido acostumbrando. Un algo que no encaja, que no permite alcanzar la verdadera dimensión a la que estamos llamados como habitantes de esta tierra del mar infinito, de este Caribe universal.

Más noticias