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Hasta que pasó...

A lo que me quiero referir hoy es a la capacidad de sorprendernos por algo que se espera, que se pudo evitar.

No hay que ser adivino ni tener una bola mágica de cristal para predecir hechos trágicos que pasan en nuestro país. Lo que ocurrió en Tasajera, por ejemplo, es una más de las crónicas de varias muertes anunciadas, pues para nadie es un secreto que no era la primera vez que arriesgaban sus vidas para sacar provecho de un accidente de tránsito ajeno.

Y así, una vez explota la noticia en medios nacionales, salen a relucir todos los problemas de una comunidad sufrida, desigual, con falta de oportunidades. Sin embargo, sería un despropósito justificar el delito en estos casos, y de eso mucho se ha hablado esta semana.

A lo que me quiero referir hoy es a la capacidad de sorprendernos por algo que se espera, que se pudo evitar. Es muy fácil para algunos analizar, desde el momento justo en que ocurre la tragedia, y preguntarse “¿por qué en vez de ayudar, la primera intención es sacarle provecho al siniestro? ¿Por qué no escucharon a los policías y al mismo conductor que les recomendó que se retiraran, ya que el camión podía explotar? ¿Por qué la Policía no hizo valer su autoridad para evitarlo?”. Fácil hacerse esas preguntas ahora que todo pasó, y nada se hizo antes.

Ojalá nos preguntáramos más a menudo cómo están recibiendo allá los más pequeños la educación en medio de una pandemia. Sería bueno preguntarse también cuándo fue la última visita del Gobierno para llevar proyectos productivos integrales, pues pareciera que es más fácil para ellos pescar el COVID que el alimento.

Pasó lo que se esperaba y seguirá pasando si todo sigue igual, una población que normaliza conductas irregulares por los choques sociales a los que se enfrenta, mientras los gobiernos locales se hacen los de la vista gorda.

Y no vayamos “tan lejos”. No es difícil predecir lo que va a pasar en nuestras calles si el manejo de la pandemia se sigue haciendo más con restricción que con enfoque social y económico. Los semáforos están más llenos de gente pidiendo comida; niños que llegan casa por casa pidiendo una moneda; personas sin empleo porque su empresa sigue cerrada. Aumentarán los atracos y saqueos, luego nos sorprenderemos cuando una de esas noticias trágicas vuelva a alarmarnos. Entonces vendrán las reacciones a cada caso puntual, “con contundencia”, la palabra de moda.

Pasan y pasan las cosas, muchas se advierten a diario, otras se callan. Pasa que se están demorando para hacer las pruebas COVID; pasa que los resultados llegan cuando la persona ha muerto. Pasa que estamos a un puntico de que nuevamente entremos en interinidad en la Alcaldía de Cartagena. Y cuando lo suspendan, solo quedará decir: Hasta que pasó.

*Periodista. Magíster en Comunicación. Twitter: @javieramoz

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