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¿Hablar mal?

Este calificativo suele ser aplicado a lo que otros expresan cuando tienes un conocimiento profundo sobre el tema manifestado y eres objetivo, cuando no te dicen lo que deseas escuchar, cuando eres poco profundo en la investigación y generas tu propia opinión, cuando quien lo expresa no te simpatiza y das rienda suelta a tus emociones, cuando deseas ser alabado con las cenizas de los demás aun teniendo ellos la razón, cuando repites lo que no te consta, cuando te dejas influenciar de quienes te rodean, y cuando estás mal asesorado por desconocimiento o porque se aprovechan de ti.

Podrían ser estas algunas razones de calificación que impulsan detonantes para la agresividad social en los órdenes familiares y todo tipo de organizaciones barriales, laborales, privadas y públicas.

De ser delincuente y malandrín no hemos sido bajados quienes ejercemos lo público desde hace años, la realidad de la ciudad fallida se le atribuye a un Concejo sin que sepa la ciudad realmente que gran parte del desacierto está en la combinación con algunos privados que la han querido fácil en la economía de sus negocios y se benefician con la complacencia de los reyezuelos funcionarios y alcaldes que son la parte definitiva y estructurante de la decisión contractual y ordenación del gasto, funcionarios que boletean y algunos continúan, manejando el lenguaje del peaje solicitado, que según ellos deben cumplir y entregar a sus jefes.

Desde el zapato desgastado, cuello de camisa lullido y un destartalado vehículo que se le vio llegar, hoy emergen y se agitan como palmeras colgando sobre su existencia excentridades y artículos top de finura y costo entre ellos; Louis Vuitton, Cartier, Gucci, Gianvito Rossi, Salvatore Ferragamo, Charvet, Harmont Blaine y la medio pendejadita de una Toyota cuatro puertas, Audi o Mercedes etc., los cuales siempre compraron barato y de oportunidad.

Hoy he recordado lo fallido que puede ser el POT con una etapa de formulación sin suficiente socialización, incumplimiento con la Procuraduría para los cuerpos de agua, entre ellos El Laguito y Juan Angola, el desacierto de la supervisión de Valorización en la protección costera, la advertencia de los posibles demandas por Playetas, peajes y 5ta avenida, la no utilización de los recursos pagados por los daños de la bahía de Cartagena, autorizar una vigencia futura sin que se haya hecho contrato y la devolución de más de 80 proyectos presentados por nosotros a los alcaldes, en los que muchos de sus funcionarios no les dio la gana de viabilizarlos. Si de verdad queremos que esto cambie, es interesante revisar la economía y propiedad de muchos funcionarios y políticos que de la venta graneadita de confites y chucherías hoy se cobijan en mansiones adquiridas en el flash time superando los 50 años de trabajo de vida privada que poseemos muchos.

*Concejal de Cartagena.

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