Si uno le pregunta a ChatGPT ¿qué es?, invariablemente responde que es “un modelo de lenguaje artificial desarrollado por OpenAI”. Y se ufana de “generar respuestas y conversaciones en tiempo real, utilizando una enorme cantidad de datos y algoritmos de aprendizaje automático para comprender y generar lenguaje natural”.
Es un Transformador pre entrenado generativo (por sus siglas en inglés, GPT, Generative Pre-trained Transformer) que además trabaja en el desarrollo de robots y sistemas de aprendizaje automático avanzados.
Según ChatGPT OpenAI (inteligencia artificial abierta) es una “organización de investigación de inteligencia artificial creada en 2015 por un grupo de empresarios y tecnólogos” que solo pretende “desarrollar inteligencia artificial de manera segura y ética y hacerla accesible a todos”.
El pasado 14 de marzo OpenAI lanzó GPT-4, menos de seis meses después de la versión anterior. Aumentó el número de parámetros desde los 175.000 millones de GPT-3 hasta 100 billones y creciendo. En el examen de la barra de abogados de Estados Unidos la versión anterior logró el percentil décimo. GPT-4 aprobó el examen en el percentil noventa.
Esta semana la revista Nature revisó esta tecnología innovadora. Según la revista, la capacidad de GPT-4 de conectar documentos, bases de datos, bibliotecas completas y experimentos robóticos podría generar avances en ciencia y otras áreas en días o meses que sin ella tardarían siglos.
Esto produce admiración, incredulidad y miedo, todo al tiempo. El mayor secreto es cómo funciona y cómo aprende.
Andrew White, ingeniero químico de la Universidad de Rochester, reconoce que GPT-4 adquirió habilidades impensables que lo han hecho preocuparse de su capacidad de crear productos químicos peligrosos. Al parecer OpenAI generó directrices para disuadir a GPT-4 de crear contenido peligroso, ilegal o dañino. Es aquí donde aparecen las dudas sobre las verdaderas intenciones de su creador, OpenAI. Por todo eso, según Nature, el 11 de abril se realizará una cumbre para establecer pautas y legislación sobre el uso y desarrollo de Inteligencia Artificial. A tal cumbre asistirán representantes de comités de ciencia, ética, la Unesco y del Foro Económico Mundial.
Uno quisiera que ChatGPT corrigiera y sacara lo mejor de las mil y una reformas que están tratando de refundar nuestro país. Y que además ilustrara a nuestro presidente sobre las mejores decisiones a tomar en medio del caos actual. Pero, cuando le pedimos tal ayuda nos responde “como modelo de lenguaje artificial, no tengo opiniones o posturas políticas propias”. Ya lo decía Jacobstein: “No es la inteligencia artificial lo que me preocupa, es la estupidez humana”.
*Profesor Universidad de Cartagena.