<img src="https://sb.scorecardresearch.com/p?c1=2&amp;c2=31822668&amp;cv=2.0&amp;cj=1">

Fumar, vapear...

Por siglos fue usado en la América precolombina. Los mayas denominaban al tabaco como Cikar (fumar). Se volvió costumbre en Europa gracias a Jean Nicot, a la sazón embajador francés en Portugal.

Hace más de cien años estudios alemanes advertían de los peligros del tabaco. Treinta años después se publicaron trabajos que demostraban su asociación con cáncer y mortalidad. La manipulación y el poder de las tabacaleras acallaron tales estudios favoreciendo la pérdida de miles de millones de vidas.

El humo de cigarrillo contiene más de 7.000 sustancias químicas, 69 de las cuales producen cáncer. Por consumo directo o pasivo puede producir retardo del crecimiento en recién nacidos. Niños expuestos por padres fumadores presentan más bronquitis, neumonía, asma y otras enfermedades respiratorias. En adultos aumenta infecciones, enfermedades cardiovasculares, cerebrales y varios tipos de cáncer. Fallecen más de 8 millones de personas por año por culpa del tabaco. Casi un millón de fumadores pasivos sufren por el vicio de otros. En Colombia, y Cartagena, seis enfermedades asociadas al consumo de tabaco están entre las primeras 10 causas de mortalidad y por tanto son prevenibles. Un estudio colombiano demostró que los costos de la atención de las enfermedades asociadas al consumo de tabaco comprometen buena parte del Producto Interno Bruto. En paradoja, las principales tabacaleras tienen beneficios similares a Microsoft.

Cigarrillos electrónicos (e-cigs, JUUL, e-hookahs, tipo bolígrafo, mods, etc.), vaporizadores y dispositivos de vapeo se han promocionado como menos dañinos e inclusive como tratamiento para la dependencia del tabaco. La industria del tabaco los desarrolló para aumentar la adicción y captar más jóvenes. A pesar de que se sabía que usan saborizantes y aditivos que producen problemas respiratorios graves. Su uso ha producido quemaduras y daños faciales severos por combustión e incluso por explosión. Además, pueden generar intoxicación aguda por nicotina, convulsiones, daño hepático, sangrado pulmonar, daño pulmonar severo e inclusive la muerte. Un macabro refrán dice que “miles de personas dejan de fumar todos los días... al morir”. En lugar de promover campañas y fármacos que faciliten dejar de fumar, la industria tabacalera interfiere ahora en los intentos de sustituir el cultivo de tabaco promoviendo una falsa defensa de los agricultores. La OMS lanza hoy, en el día Mundial sin tabaco, una campaña para animar a los gobiernos a no subvencionar este cultivo y usar esos recursos en cambiar a cultivos sostenibles que mejoren la seguridad alimentaria y la nutrición. Está claro, tabaco, cigarrillos electrónicos, etc. deberían ser parte del pasado.

*Profesor Universidad de Cartagena.

Más noticias