En los Emiratos y Arabia Saudí ya no hay solo desiertos de arena. Hoy tienen kilómetros de regiones formadas por placas solares que se extienden en todo el territorio. El reino saudí es el más emblemático de la industria petrolera, durante décadas ha marcado el ritmo energético mundial como una de las mayores potencias en hidrocarburos.
Arabia Saudí decidió ahora pasarse a las energías renovables. Iniciativa loable contra el efecto del cambio climático. Precisamente la región más rica en petróleo es la que acude a esa decisión en favor de sus habitantes y del resto del mundo.
El gobierno saudí ha puesto ya en marcha su ambicioso Plan Nacional de Energías Renovables, que se anticipa “al declive del petróleo como fuente principal de energía”.
De otro lado Arabia Saudí está apostando fuerte en dos grandes frentes: la energía fotovoltaica y el hidrógeno, gas del que quiere convertirse en el mayor exportador del mundo.
Arabia Saudí está construyendo una planta de 5.000 millones de dólares para crear combustible de hidrógeno destinado a la exportación. El hidrógeno está considerado como la alternativa más ecológica para sustituir a los hidrocarburos.
La ciudad de Neom será el paraíso de la tecnología: baste decir que alguna de sus actividades serán la creación de nubes artificiales para regular el clima y un uso generalizado de la inteligencia artificial. El método que usará será el de electrólisis con agua de mar. El otro gran frente de acción es la energía fotovoltaica.
El gobierno saudí ha iniciado ya la construcción del mayor complejo de energía solar del mundo, proyecto que tendrá varias fases.
España aspira a subirse al carro de la revolución energética saudí. ¿Por qué no lo hace Colombia? Acá opinan muchos cronistas retardatarios, contrarios a la energía renovable; que ¿prefieren estar pendientes del nivel de los embalses y de las termoeléctricas? La costa Caribe no se beneficia con esa postura, los gremios del interior sí se benefician.
El alcalde de Barranquilla, Jaime Pumarejo, puso una pica en Flandes; dotó a una escuela de la ciudad, con paneles solares. Los resultados han sido buenos y en la institución se ahorra energía y se vive con un clima adecuado. ¿Por qué si en Barranquilla se pudo hacer eso, no se hace lo mismo en toda la Costa?
El alcalde Jaime Pumarejo puede convocar a sus dinámicos dirigentes empresariales y políticos a fin de activar los paneles solares en todo el Atlántico, promoviendo esa iniciativa de progreso.
*Exdirector de El Universal.
Académico de Medicina e Historia.