Cuando los medios locales y nacionales, las redes sociales y algunos blogueros denunciaron el atropello al fuerte San Sebastían del Pastelillo, se desencadenó una tempestad francamente parroquial, nadie quiso reconocer el atropello a esta histórica estructura.
Dos obreros con una escalerilla hechiza de madera metiéndole mano a un patrimonio de la humanidad, pero por favor, y salieron centenares de pseudohistoriadores para justificar el adefesio.
Pero nada me convence de que esta pinturita Walt Disney Ana, es más bonita de mi romántica piedra erosionada, el color gris, el paso del tiempo, o si no les echo al tuerto López, cuando en uno de sus poemas nos califica de caterva de vencejos y a Cartagena de Indias: “Este muro blanco más hoy plena de rancio desaliño bien puede inspirar este cariño que uno le tiene a sus zapatos viejos”.
Eso me pasó cuando vi la puerta de mis recuerdos más queridos transformada en la entrada de un estudio cinematográfico en Beverly Hills y me imaginé a Luis Carlos echándole betún brillante a sus zapatos viejos.
Y que no me hablen de envidia porque en este restaurante conquisté a mi mujer, me comí la mejor parrillada de mar del Caribe, he tocado tambor con Marlon Brando.
Victor Nieto lo convirtió en el restaurante de las estrellas, por allí pasaron artistas talentosos y reconocidos como Caterine Deneuve, Kirk Douglas, Jack Nicholson, Rita Hayworth; con el legendario almuerzo de Munir Falah.
El Club de Pesca de mis Benedetti recibía caterva de artistas. Y digo mis Benedetti porque lo son, Enrico Benedetti, mejor amigo de Alessandro Basile y gran donador de mi fundación Corazón Contento casi creció en mi casa. Finita, la alcaldesa, la mamá grande de la defensa de Cartagena de Indias; y los recuerdos de vela con el buen Humberto, Humbertico del alma.
Lo de Julito es otra falacia, Julio Sánchez Cristo no está buscando rating ya que lo tiene todo, a Julio hay que aguantárselo, a él le fascina hacer bulla, pero quiere el bien para la ciudad que es suya también, no olvidemos que es yerno del gran “bebé” Martelo.
Así, no confundamos la defensa a la ciudad con la aceptación de cualquier chambonada mi amado y admirado arquitecto Albertico Samudio, una cosa es una cosa y otra sí es otra cosa.
La pátina es una cosa, el empañetamiento es otra cosa, y si esto va a ser el tratamiento para todo el fuerte de San Sebastían del Pastelillo, voy a comenzar inmediatamente una campaña para impedir semejante tragedia.