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El silencio de todos los muertos

Sandra Becerril Robledo, escritora y guionista mexicana, aprovechó el momento de la pandemia para contarnos en su obra literaria ‘El silencio de todos los muertos’, el horror y la tragedia padecida por una familia que compra una casa embrujada, por su buen precio, para transformarla y acabar con los rumores.

Cotejando lo publicado por el diario El Bodegón, que tituló en su portada de mayo 21 de 1929 ‘Cartagena no aprende’. “En verdad que alguna maldición flota sobre la ciudad legendaria”.

Bajo esa predicción y vivencia de los desacuerdos sociales, no me queda otra opción que sentirme en esa casa embrujada como en la trama novelesca donde muchos desean cambiarla, pero los espíritus inmundos que poseen a los habitantes los hacen actuar en cuerpo ajeno, induciéndolos a que generen sobresaltos, temores, crímenes e inestabilidad, además se aprovechan de la apariencia de los posibles transformantes y el escaso conocimiento práctico de lo público, siendo cada vez más fuertes por los desaciertos de ser transformados.

La autora deja entrever que esos fantasmas que deambulan en los sitios poseídos son resultados de muertes inesperadas de crímenes y masacres, valdría la pena analizar a través de la historia y preguntarnos quiénes han sido sicarios directos y tácitos en el Corralito de Piedra en los 489 años de su existencia, que hicieron emerger los fantasmas de la violencia, sicariato, adicción, aborto, violaciones, extorsión, abuso laboral.

Preguntarnos quiénes asesinaron con el apoderamiento de tierras, monopolio, control de comercio, racismo y dominio de la gobernalidad antes y después de la elección popular, golpeando a la sociedad bajo la complicidad del silencio por temor, acomodo e indiferencia, lo que ha permitido que las mafias económicas, políticas y traficantes de drogas permeen las instituciones, para el más alto índice de asesinatos sociales pandémicos y gobernantes inmunizados contra la mediocridad, la corrupción y el despilfarro, solo por 6 meses.

Las propuestas económicas para gobernar: preclásicas, clásicas, marxista, keynesiana y monetaria moderna, entre otras, fueron reemplazadas por estrategias que ocultan la verdad, desinforman, destruyen a sus rivales, usan el resentimiento y el odio de un pueblo para culpar a otros y mostrarse como liberadores mezclas de tiranos y populistas, poseyendo cuerpos y mentes de iletrados y sufridos que combaten por su exclusión, o de letrados y acomodados que, como muertos, guardan el silencio y adulan en apariencia como el más vil de los fantasmas. Hoy Colombia y Cartagena tienen un nuevo camino, que hermoso sería el acto de contrición y el propósito de la enmienda.

*Concejal de Cartagena.

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