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El jeque

Resulta que Arabia Saudita le gana a Argentina en el Mundial de fútbol (no es por dármelas de listo, pero yo ya intuía que la albiceleste pegaría al menos un petardazo) y el jeque de aquel país decreta día de fiesta nacional y todos a celebrarlo. Es comprensible. No todos los días se gana a una bicampeona del mundo con un equipo del que nadie (pero nadie, nadie, nadie) sería capaz de decir el nombre de un solo jugador. Hermosa historia. ¿Qué relevancia tiene? Pues que al día siguiente Japón remonta a Alemania y otro coloso cae a manos de un liliputiense futbolístico. ¿Decretó el emperador, el primer ministro, Son Goku, día de fiesta nacional? Pues no. ¿Que por qué no? Pues supongo que por el mismo motivo por el que los japoneses al terminar cada partido recogen toda la basura del estadio: porque son gente civilizada.

¿Se decreta jornada cívica en Colombia cuando gana la Selección? Yo conozco alguna ciudad cuyo nombre no diré (pero empieza por Barran y termina por Quilla) cuyas autoridades decretan jornada cívica no ya cuando Colombia gana, sino cuando Colombia juega. Que, digo yo, si Colombia algún día gana el Mundial no me quiero ni imaginar lo que se hará, ni cuántas veces, ni por dónde. Mejor no adentrarnos en esos oscuros y procelosos caminos. El caso es que hay países y países, nos guste o no reconocerlo. Gente que se toma las cosas en serio, que son responsables, trabajadores, hacendosos como abejita melífera y otros que parece que nacimos bajo el signo de la cigarra, de la fiesta, de la pura parranda y el trago. ¿Estereotipos? Seguramente. Pero todo estereotipo tiene su parte de verdad. No se suele decir de los noruegos que sean gente alegre, ni de los italianos que no sepan comer, ni de los españoles que no nos guste la siesta. Prejuicios, siempre. Pero con algo de razón, también siempre.

Pensemos, pues, sobre ello. ¿Qué tipo de país queremos ser? ¿El formal Japón o la Arabia del jeque? Unos tienen petróleo, los otros no lo necesitan para ser ricos, pues hace tiempo que aprendieron que un país se enriquece con sus gentes y sus buenas costumbres, no con sus recursos y su naturaleza afortunada. Allá cada cual con su decisión. Yo lo tengo bastante claro. Y no es lo que ustedes están pensando. Es justo lo contrario. O quizá no. ¿Ven? Es posible hacer reflexión social con el fútbol. Basta con mirar a nuestro alrededor. Prestar atención. Y tratar de tomar buen ejemplo de qué hacer y qué evitar.

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