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El Estado
y la tierra

La sola propiedad de la tierra no soluciona la pobreza, sin condiciones adecuadas de producción, referidas primero a su capacidad agrológica, importante en el debate sobre la que presuntamente es improductiva y la que no.

¿Es improductiva una tierra que aloja, en promedio, media vaca por hectárea? No necesariamente; puede ser productiva agrológicamente y estar subutilizada, pero en muchos casos son tierras de baja fertilidad y poco productivas.

En la página del Ministerio de Agricultura encontré una noticia, sin fecha, en la que se señala que, en Vichada, la adaptación de suelos de una Unidad Agrícola Familiar, que allí es de 1.725 hectáreas de tierras ácidas, requeriría 15 mil millones de pesos, en toneladas de cal que se deben comprar, transportar y esparcir. Recuerden que una UAF es la tierra para que una familia, con su trabajo, genere tres salarios mínimos.

¿De quién es la responsabilidad de volverla productiva? El propietario no podrá hacerlo sin ayuda del Estado, como ha sucedido, pues la noticia afirma que solo 92.800 hectáreas están cultivadas en la Altillanura, hoy algo más, seguramente, pero son 4 millones, en su mayoría improductivas, y así seguirán si el Estado no emprende un programa de adecuación de tierras.

Asumamos que esa UAF tiene buenos suelos, pero no hay riego y en verano se vuelve “improductiva”. ¿De quién es la responsabilidad de proveer infraestructura de agua para la producción, en un país que es potencia hídrica?

Supongamos que tiene agua, pero las vías son malas en verano e intransitables en invierno, lo que encarece insumos, recolección de cosechas y asistencia técnica, amén de que el aislamiento propicia la inseguridad, todo lo cual le resta “productividad” a la tierra. ¿De quién es la responsabilidad de garantizar vías aceptables, en un país que solo tiene en buen estado el 4% de 142.000 km de vías terciarias? Sobra decir que el aislamiento dificulta la atención en salud, la telefonía, el internet y algo más importante: la educación de calidad.

¿Por qué la obstinación en que la causa de la pobreza rural es la concentración de la tierra, cuando realmente es el abandono del Estado? ¿Por qué no tenemos un mercado eficiente de tierras? Porque está distorsionado por la dramática falta de condiciones de producción, incluida la inseguridad.

Se debe sobregravar la tierra “de engorde”, pero no siempre la tierra improductiva, porque esa improductividad, en muchos casos, es responsabilidad del Estado. Se les puede quitar tierra a unos y dársela a otros, que seguirán pobres si el Estado no asume su responsabilidad de generar condiciones para hacerla productiva. ¡Así de sencillo!

*Presidente Ejecutivo de Fedegán.

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