Criticábamos en la columna pasada el silencio sepulcral del Concejo Distrital frente a la noticia de la captura de su presidenta, Gloria Estrada, quien iba junto a su novio y un acompañante en una camioneta que transportaba un kilo de cocaína y un arma de fuego sin permiso vigente.

Decíamos que los concejales debían tener en cuenta que el prestigio (si aún quedaba) del cuerpo edilicio estaba por el suelo desde antaño, que perdió aún más credibilidad tras recibir “libritos” para elegir a la contralora en 2016, y que con la llegada de William Dau a la Alcaldía, el grupo de cabildantes tampoco ha podido levantar cabeza porque no cesan el show y las peleas entre ellos y la administración.

Pedíamos en este espacio la renuncia inmediata de la concejal Gloria Estrada mientras era investigada, que fuera una decisión moral y política, e invitábamos al Concejo Distrital a pronunciarse con contundencia. Cuatro días después de la captura, salieron con un chorro de babas. En un escueto comunicado sentenciaron los honorables, la que desde ya puede ser la frase del año en Cartagena: “Confiamos que todo este proceso se va a realizar con las garantías legales para esclarecer lo sucedido y que nuestra presidenta va a superar de forma positiva este difícil momento”.

Caramba, todos sabemos que Gloria no ha sido vencida en juicio y que condenarla o no le corresponde a un juez, pero lo del Concejo es un despropósito que atenta contra todos los manuales de la comunicación en momentos de crisis. Primero, se demoraron en responder y, como dijo Jim Lukaszewski: “El silencio es la estrategia más tóxica en comunicación de crisis”. ¿De verdad nunca se imaginaron que el alcalde iba a aprovechar este momento para reforzar su discurso anticorrupción y terminar de hundir, por sus redes sociales, la poca reputación que les queda? Bien lo escribió alguna vez Asun Soriano, CEO de ATREVIA: “Las redes sociales son como una habitación llena de gasolina; es muy fácil encender la mecha. Un comentario anónimo que hace años hubiera sido inofensivo, hoy puede generar a tu empresa una crisis seria”.

Segundo, toman partido porque prácticamente rechazan los argumentos de la Fiscalía, y como dijo El Espectador en un editorial: “se unieron para respaldar y absolver, de entrada, a su colega”. Además, se preguntó el diario: “¿Cómo es posible esa presión a la justicia?”.

Claro, es que se imaginaron que ella iba a entrar rápidamente victoriosa por la puerta del Concejo para sesionar y tomarse la foto con todos ellos, igual como ha pasado con otros investigados que allí están.

El Concejo primero pecó por el largo silencio, y luego cuando habló, la terminó de embarrar. Va a ser difícil que la ciudadanía confíe en esta corporación. Lo venimos diciendo, urge una renovación real y mayoritaria de nuestro Concejo. El problema es que los pocos nuevos que llegan, no cambian la historia.

*Periodista. Magíster en Comunicación.

Twitter: @javieramoz