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Carta al presidente Petro

Presidente Petro, son muchos y legendarios los problemas del país, y que usted hereda. Ciertamente la inequidad es mucha. Usted se hace elegir precisamente para solucionarlos, pero no mediante ideologías caducas, de comprobada ineficacia, y que van a poner en duda la verdadera mitigación de la pobreza, la corrupción, el narcotráfico y lo que tal vez es el anhelo más importante de la nación: una paz verdadera. Es conocido de sobra el manejo errado del país desde tiempos inmemoriales, incluso desde que se fundó la república, sin embargo el país ha avanzado, ha habido conquistas en lo social y lo económico.

Nadie como usted ha tenido la posibilidad de conseguir la anhelada paz total, dada su procedencia subversiva, sus relaciones con la delincuencia, su roce, desde que se desmovilizo con lo más granado de la intelectualidad del país, su ascendencia con el pueblo. Si no es con usted no será nunca.

La nación clama la generación de empleos, la industrialización del campo, el desarrollo del capitalismo para producir muchos emprendimientos, puestos de trabajo y convertir el desarrollo económico en verdadero progreso social.

Presidente, lo que sentimos hasta ahora es mucha incertidumbre, porque su gobierno, que se llama a sí mismo el ‘gobierno del amor’, desde sus facciones sigue alimentando el odio, como por ejemplo con la parcializada Comisión de la Verdad. Le haría mucho bien al país decir la verdad acerca del “conflicto”, para generar un perdón genuino y no cargar la culpa solamente a una de las dos partes. ¿Qué de bien le hace al país la JEP con su versión incompleta de los hechos, no son esos jueces portadores del mal con su posición sesgada? Momentos históricos desperdiciados para conocer la verdad, saber sin ocultamientos sesgados lo que han hecho los dos bandos enfrentados. Todos hemos tenido la culpa, incluso por partes iguales, son caras de una misma moneda. Decir la verdad de manera genuina es la única manera de sanarnos, y se equivoca el padre De Roux con su versión a pedazos, y más aún todavía, con introducir esa “verdad” en el pénsum académico, para seguir generando más odios. Los jesuitas son maestros de esa herramienta utilizada en el pasado, para adoctrinar.

Todos estamos dispuestos para perdonar hasta los más aberrantes hechos, pero no le haga creer al pueblo que son solo provocados por una parte de la facción en “conflicto”. No le hace bien a la nación, es desacertado, sobre todo venida de un sacerdote cuya misión es llevar el mensaje de Cristo: el amor al prójimo.

Presidente, el país necesita combatir sus múltiples problemas. Usted se ha pasado toda la vida queriendo ser presidente y no desperdicie la oportunidad histórica que le da la vida, para corregir tantos errores del pasado. No se equivoque, aproveche y llene el país con la luz genuina de la paz total.

*Arquitecto.

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