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Al oído de mi amigo

¡“Fuera malandrines”, “Te coge Dau!”, “Dales con pringamoza!” Son algunas expresiones que oigo desde tu ascenso a la Alcaldía. Tu campaña contra la corrupción fue respaldada por el Soberano, contra todo pronóstico, y ahora tienes la autoridad para gobernar y dirigir los destinos de la ciudad.

Todos estamos de acuerdo con las voces que claman porque Cartagena respire pulcritud y los malandrines sean puestos en su sitio.

Entonces, a gobernar, maestro, que para eso fuiste elegido; a arreglar la ciudad, que está sumida en el caos y la anarquía y a solucionar problemas; no es el momento de señalarlos porque eso ya lo hiciste con lujo de detalles en la campaña y todos sabemos cuáles son. Cartagena, una de las principales ciudades de Colombia, la primera turística, emporio industrial y vitrina ante el mundo por su belleza, merece volver a ser la ciudad pujante, viable y ejemplar que otrora fue.

Sin duda hay que luchar duro contra la corrupción, pero debes recordar que el primer deber del gobernante es gobernar; y ello no significa solamente corretear bandidos y pelear con ellos. Corretéalos, claro, y mételos en la cárcel. Tú sabes cómo hacerlo porque eres listo. Pero ese es apenas uno de los muchos frentes que debes controlar ahora que eres el alcalde de todos.

No fuiste elegido para que sigas siendo veedor. Ahora tienes que “ver” y hacer mil cosas más. Conoces, al menos en teoría, el arte de gobernar y las destrezas que debe tener el gobernante. Tú también cursaste la cátedra de Historia de las Ideas Políticas en las aulas del Rosario con el inolvidable Alirio Gómez Lobo, quien como contando cuentos, enseñaba el pensamiento de Pericles, de Sócrates, de Platón, de Aristóteles, de Cicerón, y hasta de Maquiavelo; del Padre Suárez, de Erasmus; de Bolívar, Núñez y Lleras, en fin, lo que sabiamente y desde muchos puntos de vista han recomendado a través de la historia los sabios pensadores políticos. No lo digo yo entonces, ni voy ahora a recordarte lo que recomendaron acerca de cómo ejercer la autoridad, porque tú lo sabes.

Sabes muy bien que el derrotero que te has trazado no es nada fácil, pero síguelo y gobierna porque gobernar es un arte y tú tienes suficiente inteligencia para entenderlo.

No te dejes tender trampas y no te distraigas en peleas, porque eso es lo que quieren los que no te quieren ni quieren a Cartagena. Recuerda que el Concejo es la otra autoridad administrativa y deben trabajar en armonía.

Buenas intenciones, conocimiento, honestidad y otras virtudes que te sobran, acompañadas de tu altísima inteligencia, no solo no bastan sino que se te vendrán en contra si no las acompañas de prudencia, sano criterio, sentido común y buen juicio.

Y rodéate bien, de gente confiable, porque el que menos corre, vuela, tú sabes...

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