Digo así porque me siento involucrado y participé de este gran logro de las seis comunidades de la Zona Norte, sobre todo de las tres más activas en este justo reclamo: la de Arroyo de Piedra, Arroyo de las Canoas, Arroyo Grande, las que venían sufriendo gran deterioro con la localización del peaje Marahuaco en el kilómetro 16 de la Vía al Mar, el segundo más caro del país.
Soy amigo de los peajes, son gran instrumento de financiación para la construcción de vías, pero uno mal localizado, como es el caso de Marahuaco, puede ser de mucho impacto negativo.
Publiqué en El Universal (la voz de los cartageneros), varios artículos sobre esa problemática, para así apoyar diez años de lucha, cuando ya las comunidades de esa zona llevaban realizadas muchas reuniones con la ANI y la Concesión Vial, los tres únicos actores de la feliz solución lograda, al bajar el peaje de $15.200 a $2.200.
Artículos donde demostraba el detrimento patrimonial y el lucro cesante que han padecido las mencionadas comunidades. Luego de su ubicación cesó por completo toda actividad turística en la zona (sustento de los pobladores). Se acabó el Festival del delicioso Arroz de Cangrejo, en Arroyo de Piedra; el Festival de la Jaiba, en las Canoas; la Fiesta de la Fruta, en Arroyo Grande. Es tal el detrimento que mi amigo Cervantes, de Arroyo de Piedra, a quien le compraba carbón para los asados, tuvo que dejar su negocio porque cada vez que entraba y salía tenía que pagar el alto costo del peaje, costo que el negocio no podía absorber.
Así que nunca más se pudo llevar turistas y cartageneros a disfrutar las virginales playas plateadas y el mar tibio de ese bello litoral. Nadie explica por qué el peaje se localizó en ese sitio (seguramente algunos se dejaron comprar con la misma moneda que compraron a Judas), cuando debería estar donde se diseñó inicialmente, en Palmarito, kilómetro 41, en los límites del Distrito con el municipio de Santa Catalina o en Lomita Arena.
Fui testigo como invitado y además doliente, de varias reuniones con los funcionarios de la Concesión Vial, la ANI, los doctores Diego Morales y José Luis Calume, venidos de la fría y distante Bogotá.
De la capacidad de liderazgo de Magalis Coronado (vieja amiga cuando las mesas del POT, en 1999), líder principal de esta gesta, la voz que recogía todas las voces. Del don de gentes de nuestro anfitrión don Hugo Perilla, en sus instalaciones hicimos varias reuniones en las que estuvo como convidado de piedra el alcalde Dau y su secretario del Interior, el que se dormía en las reuniones.
La lista de reclamantes es numerosa, todos con gran capacidad de liderazgo, muy activos y en algunos instantes muy acalorados, entre ellos: Manuel Giraldo Núñez, Sandy Romero, Galis Zambrano, Pilar Guzmán, John Velázquez.
¡Gracias a todos por este gran logro!
*Arquitecto.