Soy mamá. Hoy he descubierto que es un dato relevante cuando se habla de aborto. En nuestras mentes creamos un imaginario de quién haría qué con base en cómo viste, a qué se dedica, sus experiencias. Así que es valioso decir que tuve por 39 semanas y 5 días a un ser humano dentro de mí, lo parí y lo estoy criando convencida de que fue la mejor decisión de mi vida. Dicho esto, hablemos del aborto.
Las últimas semanas han estado convulsionadas por este tema. Había celebración por un lado y lamentos por el otro. En todo esto veo errores profundos, por ejemplo, ¿qué tan útil es la discusión si aún no sabemos realmente sobre qué argumentos discutimos? Me explico. Hay una decisión, sí, pero por supuesto que nos hace falta conocer el documento completo, es un error ver solo el titular sin leer la noticia, los periodistas lo sabemos. Y es que no conocemos las bases médicas, por ejemplo, que se tuvieron en cuenta para esta decisión. Por supuesto que es escalofriante pensar en una gestación interrumpida a la semana 23, pero antes de discutirlo necesito saber más: las razones; y ahí lo discutiremos menos emocional y más científicamente, como creo que debe darse una discusión de salud pública, porque es que eso es.
¿Por qué es de salud pública? Porque como lo publicó El Universal, el 90% de los abortos suceden en la clandestinidad. El acceso a una pastilla abortiva o a procedimientos médicos en sitios no aptos es sencillo, y entonces mueren nuestras mujeres, se enferman o sufren una cantidad de efectos terribles, como Susana, quien contó su historia para este medio. Podríamos decir “ese es su problema”, pero no, es problema de todos. Cerrar la llave de la penalización es decirles a esas mujeres: podemos acompañarte.
Este momento nos permite repensarnos. Hablemos de educación sexual, que es algo urgente, no solo por los casos de aborto, también por la cantidad de embarazados adolescentes que todos pasamos por alto, y es que según Cartagena Cómo Vamos, en 2020 fueron 2.798 partos en madres adolescentes, lo que equivale a 1 de cada 5, de estos, 97 fueron en niñas entre los 10 y 14 años; repensemos el acompañamiento que se le da a la mujer cuando decide iniciar un método anticonceptivo más allá de: estas son tus opciones, estos son los efectos, qué decides... cuando yo lo decidí estuve a un minuto de salir corriendo por el susto que me generó la falta de empatía de la enfermera.
Hace unos días vi un documental sobre clínicas abortivas, fue esperanzador ver que no es una carnicería, hay también testimonios de mujeres que llegaron decididas pero con mucho miedo, alguien las escuchó, alguien les habló de opciones, las acompañaron y terminaron teniendo sus hijos, por supuesto también están las que no, pero ¿no sería acompañar estos casos de “sí puedo, tendré a mi bebé” que sé que es lo que realmente todos queremos?