Varias vacunas contra la COVID-19 han permitido limitar el número de fallecidos debido a la pandemia, ante todo en los países más ricos, ya que los Estados con menos recursos están muy por detrás y con porcentajes muy bajos de población inmunizada. Mitigar estas diferencias será uno de los desafíos más importantes de 2022.
En 2021, el mundo también se ha comprometido a cuidar más el planeta, pero los objetivos adoptados en la COP26, la cumbre del clima de la ONU, tienen que concretarse, en un momento en que las catástrofes climáticas aumentan y fuerzan a millares de personas a huir de sus lugares de residencia.
En materia económica, el crecimiento se reanuda poco a poco tras la pandemia, pero lo acompaña una importante inflación.
El asalto del Capitolio en Washington, la toma de poder de los talibanes en Kabul, golpes de Estado, un magnicidio en Haití y elecciones cuyos resultados generaron dudas internacionales muestran que los valores democráticos pueden tambalearse.
* Coronavirus:
La llegada de las vacunas contra la COVID-19 permitió que en 2021 se reanudara buena parte de la actividad mundial paralizada en 2020, pero las dosis no trajeron el deseado fin de la pandemia, que evolucionó en variantes más contagiosas y causó aún más casos y muertes este año que el pasado.
La mayor campaña de vacunación de la historia, que alcanzará las 9.000 millones de dosis a finales de año, consiguió que en 2021 se redujeran los confinamientos y las restricciones de viajes, aunque la vida no volvió a ser como era antes de la pandemia.
Tras un 2020 de cancelaciones y encierros, este año se pudieron celebrar, aunque fuera con restricciones, grandes acontecimientos como las Olimpiadas o la Eurocopa, y las vacunas trajeron más libertad para desplazarse y reanudar la vida social, con mayor tranquilidad sin duda en los países donde la tasa de vacunación es más alta.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) no ha dejado de repetirlo: sin un reparto equitativo de las vacunas, el mundo sigue sin estar a salvo, y las cifras lo evidencian: en 2021, pese a la engañosa sensación de alivio, hubo muchos más contagios y muertes por COVID-19 que en 2020.
El año pasado se contabilizaron unos 80 millones de casos y 1,7 millones de muertes, mientras que en lo que va de 2021 los positivos ascienden a más del doble, 180 millones, y las muertes a unos 3,5 millones. (Lea aquí: “No podemos permitir que se dispare el ómicron en Cartagena”: Dau)
* Cambio y tensión en EE. UU.:
Estados Unidos empezó 2021 al borde de uno de los sucesos más graves de su historia, un asalto al Capitolio que remató el legado de Donald Trump, y lo cierra con las tensiones que marcaron ese episodio todavía latentes, pero diluidas en la complicada agenda del presidente Joe Biden.
El año comenzó en un clima de fuerte división a raíz de las dudas sembradas por Trump sobre el sistema de votación estadounidense tras las elecciones de 2020, y termina con ese problema aún vigente, pero relegado a un segundo plano frente a las preocupaciones sobre la pandemia y la economía.
El discurso de desconfianza en el sistema electoral suena cada vez con más fuerza en las filas conservadoras, y promete tener consecuencias en los comicios legislativos de 2022 y los presidenciales de 2024, tanto si Trump se presenta de nuevo a la Casa Blanca como si no.
Los problemas en la cadena de suministros y unos niveles de inflación inéditos en tres décadas, que han disparado los precios de los alimentos y la gasolina, han multiplicado los dolores de cabeza para Biden, junto a los temores de su partido de que esa situación les pase factura en las elecciones legislativas de noviembre de 2022.
* Europa migración:
La inmigración irregular hacia la Unión Europea adquirió en 2021 matices de desestabilización política con los intentos de cruzar su frontera este en Bielorrusia, aunque el Mediterráneo continúa siendo el mayor cementerio para los migrantes que también tratan de llegar al continente a través del Atlántico.
Los más de 1.300 muertos en el Mediterráneo, según la Organización Internacional de Migraciones (OIM) consolidan a este mar en un dramático primer puesto mundial, pero la ruta atlántica hacia las Islas Canarias se cobró este año casi 800 vidas, el doble que en el año anterior.
Miles de personas llegaron a Italia desde la costa norteafricana. En abril, más de un centenar murieron en un naufragio, a pesar de que las autoridades de los países vecinos fueron alertadas dos días antes.
El fenómeno se intensifica: hasta el 29 de noviembre desembarcaron 62.941 inmigrantes, el doble que en el mismo periodo del año anterior y seis veces más que en 2019, según datos oficiales.
* Haití:
El magnicidio del presidente del presidente Jovenel Moise en Puerto Príncipe, un potente terremoto y el agravamiento de la inseguridad recrudecieron este año la dramática crisis en Haití, el país más pobre de América y cuya economía languidece sin un plan de rescate a la vista.
Haití se encuentra actualmente sin Parlamento, con un Gobierno que no ha sido elegido en las urnas y con una cúpula judicial inoperante para hacer frente a la profunda crisis política y la mayor ola de violencia que ha vivido el país caribeño en décadas, sin olvidar la atención que demandan los más de cuatro millones de personas en situación de inseguridad alimentaria.
Tras el estupor causado por el magnicidio, las autoridades lanzaron un operativo de persecución y en pocas horas detuvieron a 18 exmilitares colombianos, y dieron muerte a otros tres.
Si ya la crisis era insoportable para millones de haitianos, el terremoto de magnitud 7,2 ocurrido el 14 de agosto en la península sur vino a agravar aún más la situación.
Al menos 2.248 personas murieron, más de 300 desaparecieron y otras 690.000 resultaron damnificadas como consecuencia del sismo, el de mayor magnitud después del sucedido en enero de 2010, que causó más de 300.000 muertes y 1,5 millones de damnificados, muchos de los cuales a día de hoy todavía siguen sin un techo. (Le puede interesar: Haití solicita extraditar a colombiano implicado en asesinato de Moise)
* Clima:
El año que ahora finaliza ha permitido recuperar la iniciativa para formalizar nuevos acuerdos ambientales, cristalizados la mayor parte de ellos en la COP26 que se celebró en Glasgow durante el mes de noviembre, después de un 2020 a medio gas por culpa de las restricciones generadas por la COVID-19.
De hecho, la cumbre del clima se retrasó un año a causa de la alarma internacional por la expansión del virus que, por cierto, ha permitido mostrar por primera vez de manera muy gráfica la vinculación entre la salud del planeta con la de los seres humanos.
Se considera un éxito el compromiso para detener y revertir la deforestación de aquí a 2030, en un documento sellado durante la COP26 por los gobiernos de un centenar de países en cuyo territorio se concentra el 85% de los bosques del planeta.
Glasgow fue escenario de iniciativas interesantes, incluyendo el compromiso de EE. UU. -que ha vuelto a la “arena ambiental” con Joe Biden en la Casa Blanca- y China, dos de los países más contaminantes del mundo, para “reforzar las acciones climáticas” y alcanzar a lo largo del actual decenio los objetivos del Acuerdo de París.
* Cuba:
El fuerte impacto de la pandemia, la grave crisis económica, los largos apagones y la escasez de productos básicos y medicinas generaron este 2021 en Cuba las mayores protestas contra el gobierno en más de seis décadas con la revolución en el poder.
Miles de cubanos salieron a las calles el pasado 11 de julio (11J) en La Habana y otras ciudades para protestar al grito de “¡Libertad!”, “Patria y Vida” y distintas consignas antigubernamentales, en una jornada inédita que se saldó con centenares de detenciones y un muerto.
A esas manifestaciones, que incluyeron marchas pacíficas, enfrentamientos con la policía y saqueos puntuales en comercios de algunas localidades, siguió una ola de arrestos de participantes y personas críticas con el gobierno, desde ciudadanos anónimos hasta artistas, activistas, opositores y periodistas independientes, en algunos casos en sus propios domicilios.
Instituciones como la Unión Europea (UE), las ONG Amnistía Internacional y Human Rights Watch, y el gobierno de Estados Unidos han condenado estos arrestos e instado al gobierno del presidente Miguel Díaz-Canel a liberar a los detenidos.
La nueva cita en las calles se programó para el 15 de noviembre pero el Gobierno cubano no autorizó la marcha, al considerarla “ilícita”, y acusó a Washington de financiar y organizar esa iniciativa tras recrudecer el embargo económico para azuzar la escasez y promover un estallido social en la isla.
El principal gestor de la marcha, García Aguilera, quedó sitiado en su apartamento por agentes de la seguridad del Estado y grupos de personas afines al gobierno durante horas.
El 17 de noviembre, García sorprendió con su llegada a la capital de España acompañado de su esposa. “Me quebré”, reconoció entonces al recordar la presión que sufrió. (Lea aquí: Gobierno cubano da por fallida la marcha opositora)
* América migración:
La migración sigue siendo una lacerante herida en muchos países de América Latina, donde este año 14 millones de personas han visto cómo sus sueños se estrellaban contra un muro de discriminación, marginalidad y, en algunos casos, incluso la muerte de quienes en medio de la desesperación se lanzaron a la aventura de buscar un futuro más prometedor.
Aunque el flujo migratorio en América, uno de los más grandes del mundo, se remonta a hace seis décadas y ha supuesto hasta ahora la movilización de unos 40 millones de personas, ha sido más recientemente cuando el fenómeno se ha transformado en una realidad masiva y mediática, pasando a ocupar un lugar en la agenda política, económica y social de la región.
Aquí los migrantes escapan de las amenazas de la guerrilla o los paramilitares en Colombia, de la delincuencia común en Venezuela, de las pandillas en Centroamérica o del narcotráfico en México, pero también dejan atrás su país para escapar de un enemigo en común: la miseria.
Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en el mundo hay actualmente 281 millones de migrantes internacionales, lo que equivale al 3,6% de la población. De esos, 59 millones (21% del total) están en América del Norte y 14,8 millones (5%) en América Latina y el Caribe.
Las restricciones de movilidad derivadas de la pandemia en 2020 y gran parte de 2021 alteraron estos flujos migratorios, principalmente en lo relativo a la emisión de visas y las condiciones laborales de los trabajadores latinoamericanos.
Este año, con la vacunación en marcha y la consecuente reactivación económica, el flujo de migrantes hacia Estados Unidos volvió a dispararse, especialmente tras el anuncio del Departamento de Trabajo en agosto pasado de que hacían falta diez millones de empleados.
* Terminaron 16 años de la era Merkel:
Alemania, pero también Europa, se despidieron este 2021 del liderazgo de Angela Merkel, una etapa de 16 años marcada por un estilo atípico de ejercer el poder, sacudida en su última etapa por la lucha contra la pandemia y que deja como asignatura pendiente de modernizar su país.
Merkel cumplió su compromiso de seguir en su puesto hasta la investidura de un sucesor. El 8 de diciembre la relevó el socialdemócrata Olaf Scholz, 5.860 días después de haberse convertido en la primera mujer que accedía a la Cancillería alemana. Era también la primera persona crecida en territorio comunista que lo lograba y la más joven entre sus antecesores, con 51 años.
Su legado está por escribir, puesto que es la historia la que coloca a un político en su lugar. Pero parece indiscutible que esta líder, a la que tanto se criticó por lenta como por imparable, marcó un estilo de ejercer el poder, basado en el consenso y no en la confrontación.
Circulan varias versiones sobre los planes de la excanciller, retirada con 67 años. Se asegura que acompañará a su esposo, el científico Joachim Sauer, profesor invitado en Turín. O que se instalará en Templin, la ciudad germano-oriental donde creció. (Le puede interesar: Una mujer para la historia)
* Latinoamérica política:
Fiel a su historia de convulsiones sociales y agitaciones políticas, América Latina vivió este año un proceso en el que se acentuó la polarización, se robustecieron los gobiernos autoritarios y crecieron las protestas ciudadanas, problemas a los que hay que añadir una frágil situación económica acrecentada por la pandemia.
El año estuvo marcado por una creciente polarización política en Chile -puesta de manifiesto en las elecciones presidenciales-, las frustradas negociaciones entre el Gobierno venezolano y la oposición, la inestable administración de Pedro Castillo en Perú, la reelección del nicaragüense Daniel Ortega en unos cuestionados comicios, las protestas sociales en Cuba y Colombia, y las crisis que sacudieron a Brasil, Argentina, Bolivia y Ecuador, entre otros países.
Liderazgos como los de Andrés Manuel López Obrador en México o Jair Bosonaro en Brasil, evidencian una cierta fragilidad del andamiaje democrático.
* Afganistán:
Afganistán tuvo que esperar veinte años para volver al punto de partida con el regreso de los talibanes al poder el pasado 15 de agosto, culminando una fulgurante victoria que coincidió con la caótica retirada de las tropas extranjeras.
En la mañana del domingo 15 de agosto, el rumor se hizo más fuerte: los talibanes estaban a la puertas de Kabul.
El presidente afgano, Ashraf Ghani, había abandonado ese mismo domingo el país, y al final del día, tras soportar numerosas críticas por su huida rápida y silenciosa, justificó su marcha para evitar “un derramamiento de sangre”.
La comunidad internacional intensificó el proceso de evacuación con el beneplácito de los talibanes, con los que Estados Unidos ya había llegado a un acuerdo en febrero de 2020 en Doha para retirar sus tropas del país en 14 meses.
El nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que había heredado este proceso de su antecesor, Donald Trump, se comprometió a retirar las tropas del país a finales de mes y, poco antes de la medianoche del 31 de agosto, el último soldado de EE. UU. abandonaba Afganistán tras dos décadas de conflicto.
Así, en septiembre, poco antes de cumplirse el veinte aniversario de los ataques en Estados Unidos que desencadenaron la invasión aliada y el derrocamiento del primer régimen talibán, los islamistas volvían al poder más fuertes que nunca.