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Natalia Vidales y su trabajo con gusto y por gusto

Natalia cocina y se luce con las pastas, pero advierte que ha sido todo un fracaso hacer las arepas con huevo, sigue intentando, porque la comida es la mejor manera de expresar amor.

La avalancha de proyectos gastronómicos que inunda el mundo no ha sido ajena a Cartagena, y encuentra su expresión en todo tipo de comunicaciones. En este sentido las redes y plataformas se han convertido en cómplices de su expansión a través de quienes enaltecen el paladar y disfrutan compartiendo sus experiencias.

Natalia Vidales es una fiel exponente de un proyecto de vida surgido de lo que en su momento consideró un fracaso profesional, pero que hoy mira como la más fiel aplicación de sus estudios universitarios. La cartagenera es psicóloga y ese conocimiento es la base para un trabajo que desarrolla por gusto, en todo el sentido de esa palabra.

La pasión de esta chica se volvió trabajo cuando no consiguió trabajo. Dos años de búsqueda llevaron consigo incertidumbre, algo de derrota y estrés, sin embargo, tras tocar puertas encontró que su afición de hacer fotos a las comidas podía llegar a otro nivel, además de disfrutarlo en su totalidad.

Para trabajar en redes se debe ser apasionado con lo que se hace para disfrutar el proceso, que es largo y requiere dedicación”

Natalia Vidales

En medio del proceso, Natalia hace acopio de la paciencia, toda vez que los tiempos, si bien son fundamentales para alcanzar una meta, en ocasiones se vuelven lentos y el público no está, en su mayoría, convencido de que las redes sociales pueden servir para desarrollar cualquier proyecto.

Después de cuatro años, la foodie aclara que la continuidad en este trabajo la ha logrado porque sencillamente le gusta lo que hace, nunca lo ha mirado a través de las prebendas que pueda lograr o por hacerse famosa.

El camino por recorrer

La creatividad es fundamental en este trabajo y el camino por recorrer indica que no todo está dicho. Natalia ha creado “Chewing is my cardio”, una comunidad que crece y se regocija entre platos y propuestas, recomendaciones y recetas, todo de una forma natural, cercana, con seguidores fieles que acuden a una gastronomía más cercana.

El sueño de esta influencer es llegar a un nivel internacional. Quiere registrar con su cámara cada plato, y si es acompañada por profesionales, mejor, también se enfoca en el apoyo que brinda a los emprendedores y en inspirar a su comunidad a cocinar, un arte que valora y considera pilar en cualquier cultura.

Natalia Vidales es muy auténtica en sus recomendaciones, construyó una comunidad de la forma más honesta y es por esto que desde sus inicios dejó claro que lo consignado allí es real y aun cuando le paguen, no sugiere algo que no le guste, razón por la cual muchos la consideran su amiga.

El sushi es una de las comidas preferidas de Natalia, espera viajar a Japón para disfrutarlo en su origen.
El sushi es una de las comidas preferidas de Natalia, espera viajar a Japón para disfrutarlo en su origen.

La mecánica cambia

En los inicios del proyecto, Natalia tocaba puertas a restaurantes o emprendedores, hoy todo ha cambiado y sin que se “duerma en los laureles”, ellos son quienes la buscan. El trabajo consiste a partir de allí, en conocer el sitio, sus productos y el enfoque que desean dar desde lo que la influencer hace.

Dependiendo de la dinámica del negocio, ella va hasta donde ellos, o le envían el servicio a domicilio y empieza la “magia”. Si le gusta lo publica, si no llena las expectativas de su paladar, simplemente calla, porque está en contra de esa crítica que destruye, es consciente de que el gusto en la comida es subjetivo y no es una autoridad para acabar en una publicación con el trabajo y esfuerzo de alguien.

La respuesta final va acompañada de una justificación razonable, siempre dejando claro que por el hecho de no gustarle, no significa que esté malo, pero que sus redes responden a su gusto y por tanto no va la publicación.

La rutina del sabor

Como a una gran familia cataloga Natalia a esa comunidad que la sigue, son sus amigos y con ellos interactúa para lograr manejo y crecimiento en un negocio que emprendió y hoy es su mejor proyecto de vida.

Camina sin prisa, sin embargo, su visión inicial está en salir de Cartagena, recorrer el país y deleitarse con su gran gastronomía, para entonces emprender vuelo seguro al exterior. En ella las decisiones siempre han sido meditadas y con un paso a la vez.

En cuanto a la dinámica que desarrolla día a día, Natalia Vidales se desenvuelve en todo lo que implica visita, degustación, fotografía o video, redacción, producción y publicación de ese material. Sueña con tener un equipo donde cada proceso cuente con un responsable, por ahora su mamá es quien le ayuda en ocasiones y se encarga de pequeños detalles.

Consciente de que el letargo estanca, el trabajo va de lunes a sábado de 7 de la mañana hasta casi entrada la media noche, sin embargo, los domingos son dedicados al descanso, de tal manera que esa relajación sirva para llegar recargada y ser más productiva en la semana que inicia.

La pregunta del millón es como funciona para ella ese consumo diario de comida de todo tipo. La respuesta es sencilla, prueba, pero no acaba con los platos, esto es solo en el almuerzo y de lunes a viernes. “Aunque no crean, como poco y balanceado, además, voy al gimnasio”, indica.

La comida preferida de Natalia es el sushi, tanto, que tiene entre sus planes ir a Japón y probarlo en su origen. Y con respecto a las recetas colombianas, no le resulta fácil decidir, porque como aclara, en el país no hay presa mala.

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