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José Moro, experto en hablar con el vino de tú a tú

Aprender de vinos es comparable al estudio de un idioma, puede estar dos años cursándolo y no hablar, pero llegará el día en que se demuestre lo asimilado.

Aunque en los tiempos más recientes el consumo de vino mantiene un crecimiento constante en Latinoamérica, dando como resultado mayor interés y conocimiento sobre el mismo, la experiencia de quienes han estado inmersos en su producción es el mejor vínculo para aprender a disfrutarlo a plenitud.

En España y el Viejo Continente, Bodegas Emilio Moro son un referente indiscutible del universo vitivinícola que representa Ribera del Duero, y en el mismo, José Moro, perteneciente a la tercera generación, un vocero de primera línea para entender el vino y hacerlo el mejor aliado.

Es un apasionado, eso se descubre de inmediato, no en vano vibra al nombrar el proceso que nace en la tierra y se desplaza del viñedo a la bodega, para más adelante llegar a múltiples lugares donde lo único que brinda es felicidad.

El interrogante de un neófito, pero interesado en ilustrarse, siempre va a ser cómo encontrar el vino adecuado, aprender y al final, presumir al tiempo que lo disfruta; y José Moro se apresta en responder que entre los miles de adjetivos propios para definirlo, él puntualiza que es arte, cultura, una bebida saludable.

El vino es un gran amigo del ego pero en sentido positivo, por eso la nobleza que le caracteriza”

José Moro

“El vino sirve absolutamente para todo, para romper la reunión de negocios más fría, hacer el brindis más bonito en cualquier celebración, pero sobre todo, expresa lo mejor de las personas, saca la nobleza, el buen espíritu y el positivismo, nunca hace perder los papeles”, indica.

Partiendo de esa premisa, el experto agrega que para entender de vinos no hay otra manera que probar vinos, y si es posible hacerlo con gente que sepa y que pueda explicar, todavía mejor, de lo contrario, cada quien puede hacer sus propias investigaciones.

Un enólogo aprende a catar para definir los diferentes componentes que tiene un vino, y la mejor manera para lograrlo es memorizando, para cuando lo detecte en determinada bebida, sea capaz de identificarlo. Igual pasa con los sabores, en un ejercicio de cata se disgregan los componentes tánicos, ácidos, salados, dulces, se interiorizan, y al detectar un error en un vino, con esa educación poderlo sacar.

“En definitiva, el gusto personal que cada cual desarrolla con un vino, es a base de catar y hablar con la bebida de tú a tú. Cuando estamos agitando un vino en la copa logramos sacarle su historia, y el consumidor, con más o menos idea, tiene que intentar memorizar eso, almacenarlo en su mente olfativa y gustativa, lo que al final le permitirá definir su criterio”, agrega el experto.

En sus momentos propios, cuando se detiene en su interior, José Moro se hace acompañar de un vino. FOTOS CORTESÍA
En sus momentos propios, cuando se detiene en su interior, José Moro se hace acompañar de un vino. FOTOS CORTESÍA

El vino, esa excelente compañía

Continuando con esas características tan propias del fruto de la vid, José Moro no ahorra calificativos y es por esto que afirma que cada momento requiere su vino, por aquello de su parte sentimental, de estado de ánimo, porque de acuerdo a como se esté, se va a optar por uno u otro. Lo anterior no obedece a normas escritas, afirma, quien indica que el gusto siempre va a primar en la elección de la variedad.

El vino es la bebida perfecta para cualquier momento y lugar, y la cultura de consumo en Latinoamérica está creciendo, tiene su aspecto glamuroso que identifica a las personas que lo han aprendido, por tanto las lleva a tomar un protagonismo que se valora en las mesas.

En Colombia aún es muy usual que se le destine a ser el acompañante de celebraciones, por lo que José afirma que no hay reglas en lo que a escogencia se refiere, cada persona debe tener una especie de “biblioteca” con sus conocimientos para determinar que le apetece en ese momento y aplicar un poco las reglas generales que pueden servir para conducir la elección.

En ese orden de ideas el bodeguero indica que existe un vino para hablar consigo mismo, y ese es el que se disfruta por la noche, aunque en su caso prueba siempre aquellos que están por salir, teniendo la oportunidad de apreciar la evolución que alcanzan desde que se embotellan hasta que salen al mercado.

Para el neófito no hay otra opción que empezar a probar vinos y preguntar, aprovechar al sommelier del restaurante, el amigo con más ilustración al respecto y que no se sienta cohibido en espacios donde se esté tratando el tema.

En el grupo de bebidas alcohólicas, el vino es la más saludable y en un mundo que gira alrededor de lo ecológico y lo natural, esta bebida guarda su máxima pureza, con propiedades antioxidantes y curativas, además de ser objeto de interés permanente.

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