Con cuarenta años en la televisión, se podría pensar que el actor en mención está por jubilarse, que los roles a interpretar serían de un hombre bien entrado en su edad, o que las nuevas producciones no son precisamente el nicho de su trabajo.
La carrera de un actor en Colombia muchas veces cuenta con la fortuna del reconocimiento más allá de la pantalla nacional, puntualmente porque hay calidad interpretativa, y si a esto se le suma experiencia, su éxito está garantizado. Algo así sucede con Roberto Cano, quien desde muy pequeño ingresó a “Pequeños Gigantes” y a partir de allí los personajes de series y telenovelas abundaron para que con su talento les diera vida.
Roberto Cano
A medida que crecía física y actoralmente, se le fue encajando en el papel de galán, todo estaba dado para que así fuera y aunque el bogotano no se detiene a pensar qué puede seguir, advierte que este recorrido lo ha convertido en la persona que es hoy, además de alternar en su trabajo con grandes actores y actrices, así como tener el privilegio de grabar en lugares que sólo ha podido visitar a través de una producción televisiva.
Crecer en la pantalla como ha sucedido con Roberto, le da el tacto para conocer el papel indicado y el momento preciso para aceptarlo, y aunque el factor económico obviamente es para tenerse en cuenta, se considera afortunado y en muy pocas ocasiones se ha visto ante algo que no le seduce y la respuesta de su parte ha sido negativa.
“Existen historias que si bien pertenecen a personajes poco recomendables, como el caso de un sicario en “El capo”, merecen su respeto, porque a su alrededor existen personas afectadas o ligadas emocionalmente a él, y es por esto que siempre se debe humanizar”, indica el actor bogotano. (Lea aquí: Antes y después: ¿quién es quién en ‘Hasta que la plata nos separe’?)
Afirma que le encantó hacer “Distrito salvaje”, le permitió contar la historia desde otro lado y precisamente la posibilidad de explorar sentimientos y personalidades, entrando a las entrañas de la gente, es lo que más aman los actores de su profesión.
Lo más reciente
“Primate” y “Las Villamizar”, están entre los proyectos más recientes de Roberto Cano. “El gordo” hace parte del primer título, mientras “Bartolomé” se encarga de poner su nota en la novela de época que se emite cada noche.
Se trata de dos roles diferentes que le producen satisfacción y que llegaron en momentos muy distintos, aunque se están desarrollando ahora. “Bartolomé” empezó a gestarse antes de la pandemia por Covid-19, pero que de inmediato vio truncada la grabación por el confinamiento. El personaje, que en el libreto era gordo y calvo, cambió para tener la melena que Roberto “cultivó” durante la pandemia, el peso por su parte fue también acumulado en ese tiempo, por lo que resultó apenas real.
Al darse la luz verde para reanudar el proyecto, el cabello largo se incorporó y ha sido un éxito. El personaje sigue su curso y falta mucho por descubrir mucho sobre su misión en la novela, nudo que no está aún claro en lo que se ha visto de la historia.
El aumento de peso finalmente resultó acertado si se tiene en cuenta ese papel y el que desarrolló en “Primate”, el proyecto de Christian Tappan, que más que un rodaje, fue la reunión de amigos en torno a esa historia divertida, como advierte Cano, hecha con amor y recuerdos maravillosos.
Lo anterior es el contexto real de un actor que se ha desempeñado a lo largo del tiempo como galán, sin embargo, aunque es consciente de que debe adelgazar, también sabe que ser gordo no tiene cabida general en los papeles, y solo se le llama si en el libreto aparece esa característica.
El proceso de adelgazar también está ligado a aplicar a una oferta laboral más amplia, y si bien el peso no le atormenta aun cuando en redes recibía toda clase de críticas por su aspecto que solo obedecía a un personaje, advierte que desde cuando grabó “La mujer del Presidente”, decidió que sería actor y no galán.