El 1 de septiembre con bombos y platillos llegó el primer vuelo nacional de carácter comercial a Cartagena proveniente desde Bogotá. El primero en seis meses desde que la pandemia obligó a cerrar los aeropuertos.
El reinicio de los vuelos nacionales – y también de los internacionales que se reactivaron el 19 de septiembre – representó un nuevo ciclo dentro de la reactivación económica de la ciudad, pero más allá de eso comprende un reto para Cartagena que ahora tiene la gigante responsabilidad de posicionarse como un destino bioseguro y confiable para el turista.
Por este motivo se ha venido dando una reapertura gradual de los servicios turísticos y en general, de la oferta para visitantes y locales, que por estos momentos pasan por pruebas piloto con el fin de ensayar las medidas de bioseguridad y protegerlos de posibles contagios.
Estos son los puntos clave a tener en cuenta:
Los vuelos
A nivel nacional, Cartagena tiene conectividad con cinco ciudades: Bogotá, Medellín, Cali, Pereira y Bucaramanga, que operan a través de las aerolíneas Avianca, Viva Air, Latam, Wingo, Easy Fly y Gran Colombia; mientras que a nivel internacional los destinos a los que se puede viajar en ambos sentidos son Fort Lauderdale, Ámsterdam, Nueva York, Panamá y Lima, a través de JetBlue, Spirit, Copa Airlines, American Airlines y Latam.
Cartagena fue la primera ciudad en recibir vuelos comerciales, y para ello el aeropuerto Rafael Núñez tuvo que pasar por un proceso de adaptación a los nuevos protocolos de bioseguridad. De esta manera, para el ingreso al aeropuerto no se permiten acompañantes, es obligatorio del uso de tapabocas, hay puntos de distancia social dentro de las instalaciones y también de desinfección. De igual manera, hay control de temperatura a la entrada y en el punto de llegada para los pasajeros que desembarquen de los aviones.
Para el caso de los vuelos internacionales, la constancia de prueba PCR negativa es obligatoria desde del 1 de octubre.
Lo permitido
Quienes lleguen a Cartagena en plan turístico ya tienen varias posibilidades para disfrutar de los atractivos. Así pues, pueden recorrer la ciudad con libertad, asistir a restaurantes que tengan espacios adecuados al aire libre y también disfrutar de las actividades del sector náutico siguiendo los protocolos básicos de bioseguridad.
También es posible dar paseos en coche por el Centro Histórico y se espera que en este mes se reactiven los paseos en chiva y city tours (con una ocupación limitada). El Castillo de San Felipe y algunos museos ya reabrieron.
Las playas
Desde el 1 de octubre se habilitó Playa Azul La Boquilla y se espera que en los próximos días se haga lo mismo en Bocagrande. El ingreso es controlado por reserva que debe realizarse a través la página web reservadeplayas.cartagena.gov.co.
Teniendo en cuenta ambas playas, habrá capacidad de carga para 2.484 bañistas al día, que estarán ubicados en unidades sociofamiliares (carpas) de máximo de seis personas. Las mismas estarán separadas entre sí a una distancia de dos metros para cumplir con los protocolos de bioseguridad.
Se disponen de zonas especiales para la toma de temperatura al ingreso, desinfección, comercio (no se permiten ventas ambulantes) y dentro del mar también está demarcada una zona para la práctica de deportes náuticos. Desde la gerencia de playas se aclaró que también se trabaja en una lista de precios para evitar abusos al turista. El uso de tapabocas siempre que se esté fuera del mar es obligatorio.
Una vez evaluado estos pilotos de playas, se procederá a la apertura del resto. Por ahora, la Capitanía de Puerto ya presentó su propuesta para la reactivación de la playa Cielo Mar, que tendría capacidad para 140 unidades sociofamiliares y un total de 840 visitantes.
La zona insular
Si bien en un inicio se restringió el desembarque en la zona insular tras autorizar la apertura del sector náutico, debido a que esta era una zona de baja afectación y se temía llevar contagios desde la ciudad, el Distrito ya dio luz verde a los protocolos para reanudar la actividad hotelera en las islas.
Son 21 hoteles ya certificados en bioseguridad tanto en la isla de Tierrabomba como en Barú e islas del Rosario.
Zonas como el archipiélago de San Bernardo (islas Múcura, Tintipán e Islote) e Isla Fuerte, abrirían en una segunda fase tras evaluar el comportamiento del piloto inicial.
