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Aspectos claves que deben incluir las empresas en sus planes sociales

Hay varias maneras en que las compañías pueden contribuir al bienestar colectivo, pero es esencial construir un plan que incluya múltiples factores.

Una empresa que esté verdaderamente comprometida con la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) no se limita únicamente a contribuir en un área y no en otras, sino que se esfuerza lo más posible por reducir su impacto en todas las áreas donde podría ocasionar problemas.

Todo corporación interesada debe consultar la Norma Internacional ISO 26.000, que contiene los lineamientos relevantes, muchos de los cuales ya son parte del aparato legal de varios países. Le puede interesar: Las guías que definen cómo implementar la Responsabilidad Social Empresarial.

“El desempeño de una organización, en relación con la sociedad en la que opera y con su impacto sobre el medioambiente, se ha convertido en una parte crítica al medir su desempeño integral y su habilidad para continuar operando de manera eficaz. En parte, esto es reflejo del creciente reconocimiento de la necesidad de asegurar ecosistemas saludables, equidad social y buena gobernanza de las organizaciones”, señala la norma citado.

Preocupaciones como esa se evidencian en el planteamiento de estrategias e iniciativas como los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. Los privados deben reconocer que han contribuido en gran medida a muchos de los problemas que observamos hoy día en material ecológica, económica y social, por lo que enfoques como la RSE les ofrecen una guía valiosa para compensar el impacto de sus actividades.

Con base en este panorama, puede afirmarse que hay cuatro tipos de iniciativas de RSE:

1. Ambiental: todo aquello referente al efecto de un empresa sobre la naturaleza. La Norma 26000 define al medioambiente como el “entorno natural en el cual una organización opera, incluyendo el aire, el agua, el suelo, los recursos naturales, la flora, la fauna, los seres humanos, el espacio exterior y sus interrelaciones”. Por lo tanto, los impactos van desde la extracción de materias primas y la generación de residuos hasta la huella de carbono de sus equipos y vehículos de transporte, así como el gasto de recursos como agua o electricidad en sus instalaciones y los efectos sobre la calidad de vida de una población, ya sea sobre personas o animales.

Todo corporación interesada en la RSE debe consultar la Norma Internacional ISO 26.000.

2. Filantrópica: se relaciona con el aporte de las empresas a distintas iniciativas, locales o internacionales, que buscan mejorar el bienestar de un grupo determinado. La norma señala que estas actividades deben ir más allá de la simple caridad; en concreto, “las organizaciones deberían también fomentar la participación activa de la comunidad en el diseño y la implementación de proyectos, ya que puede ayudar a que estos sobrevivan y prosperen cuando la organización deje de participar. Las inversiones sociales deberían priorizar proyectos que sean viables en el largo plazo y que contribuyan al desarrollo sostenible”. Puede leer: Pacto Mundial de la ONU: 10 principios fundamentales de la RSE.

3. Derechos Humanos: esto contempla todo lo relacionado con el aparato legal y laboral de la empresa; es decir, salarios justos, horarios razonables, protección y prevención de accidentes, no-discriminación, prohibición del trabajo infantil y eliminación de los abusos de poder dentro de su día a día y su estructura. El documento internacional explica que “el trabajo enriquecedor y productivo es un elemento esencial en el desarrollo humano; los niveles de vida mejoran gracias al pleno empleo y el empleo seguro. Su ausencia constituye una causa primordial de problemas sociales”.

4. Económica: esta última categoría hace referencia al compromiso de seguir únicamente prácticas financieras que estén en pos de todas las formas anteriores de RSE, así como de priorizar el bien común por encima de sus intereses comerciales cuando estos entren en conflicto.

Un ejemplo de esto es que las empresas deberían utilizar formas alternativas de energía, a pesar de que actualmente sean más costosas, por el simple hecho de que a largo plazo es lo mejor para todos; también debe ser transparente y abstenerse de hacer lobbying cuando se ha demostrado que sus productos o prácticas de venta representan un daño en ámbitos como la sana competencia o la salud pública.




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