La especialización es un paso vital para muchas carreras, como la Medicina, el Derecho y la Ingeniería Industrial. A través de ella, los profesionales se vuelven expertos en una rama del área del conocimiento que han decidido estudiar, ganando acceso a mejores salarios y perfilándose mejor en el mercado. Su importancia se refleja en su abundancia: hay más de 3.400 programas de especialización profesional en las universidades del país.
Más ignoradas, pero no menos importante, son sus contrapartes: las especializaciones tecnológicas y las técnico-profesionales. Como su nombre lo indica, están dirigidas a quienes han estudiado programas tecnológicos y técnicos.
Mientras que “la especialización profesional profundiza mucho mas en lo teórico, analítico e investigativo; las especializaciones tecnológicas y técnicas hacen mucho más énfasis en el hacer, en lo práctico, y tienen poca investigación”, explica el profesor Omar Tirado Muñoz, ingeniero químico y docente.
Así, por ejemplo, un tecnólogo del sector petrolero podría especializarse en el manejo de TIC; uno del sector constructor podría hacerlo en el diseño de edificaciones sostenibles, los del sector agropecuario podrían especializarse en la cría de un cultivo o ganado particular, los técnicos en programación, en la creación de contenidos o lenguajes específicos, entre muchos otros ejemplos. En general, el objetivo es entrenarse para desarrollar habilidades con alta demanda en el mundo laboral. Le puede interesar: Carreras técnicas: menos tiempo estudiando y más oportunidades de empleo.
Omar Tirado Muñoz
Panorama en Colombia
A pesar de que en el país hay 2.530 programas para tecnólogos y 680 para técnicos, de que ambos grupos componen aproximadamente el 10 % de la fuerza laboral del país según el DANE y de que ambos tienen mayores facilidades en el mercado laboral que los universitarios, la oferta de especializaciones para ambos niveles educativos es muy limitada.
De acuerdo con el Sistema Nacional de Información de la Educación Superior (SNIES), hay solo 375 especializaciones tecnológicas y 8 técnicas, la mayoría de las cuales están concentradas en Bogotá (58 del primer grupo y 6 del segundo) y Antioquia (52 programas del primer grupo).
Ampliar esta oferta significaría un paso adelante para las universidades y la formación de los futuros trabajadores de Colombia. “El mismo entorno exige que así se haga, pero deben estar bien sustentadas y articuladas con el medio”, afirma el profesor Tirado Muñoz.
Además, las especializaciones técnicas y tecnológicas son complementarias con las profesionales, pues representan todos los pasos necesarios para realizar cualquier proyecto a gran escala que beneficie la vida de los seres humanos: el hacer, el saber hacer, la investigación y la innovación. Puede leer: El éxito laboral sin un título universitario ¿es posible?
