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Las iniciativas de transición energética del sector marítimo

Combustibles con bajas emisiones de carbono y tecnologías sostenibles están incluidas en el acuerdo mundial para mejorar los sistemas de propulsión.

La búsqueda de combustibles alternativos de bajas o de cero emisiones, así como la incorporación de fuentes renovables de energía, son una necesidad en la industria marítima, acordada a nivel mundial en mayo de 2019.

Y es que fue hasta esa fecha que el convenio internacional para prevenir la contaminación por los buques (Marpol), adoptado desde 1973 por la Organización Marítima Internacional (OMI), aprobó “incrementar las metas de reducción de dióxido de carbono (CO2) al 50%, cubriendo barcos construidos desde el año 2022 (previamente era el 30% para barcos construidos a partir del 2025)”, e incluyó, por primera vez, la necesidad de estimular la búsqueda de combustibles alternativos, con miras a acelerar la descarbonización del sector.

Bajo estas metas, ¿cuáles son las fuentes de energía alternativas a las que le apuesta la industria marítima?

Javier Campillo, quien es magíster en Ingeniería de Energía y PhD en Ingeniería de Energía y Ambiente de la Universidad de Mälardalen en Västerås (Suecia), afirma que “en el aspecto de sistemas alternativos de propulsión, el transporte terrestre experimenta una rápida transición hacia la electrificación”. Le puede interesar: Ley de Transición Energética, un impulso para las energías renovables.

“En el plano acuático - precisa el ingeniero -, varios proyectos piloto con embarcaciones eléctricas, principalmente en Europa, se han desarrollado en los últimos tres años con resultados muy positivos, principalmente orientados al sector de ferris, pues las distancias a recorrer en estas naves son significativamente inferiores en comparación con los barcos del transporte de carga. Como ejemplo, en el archipiélago de Estocolmo, el Ferry Movitz, primero de la flota de la empresa Green City Ferries con propulsión 100 % eléctrica, reportó en 2018 ahorros de operación del 65% comparado con sus ferris Diesel”.

Explica que “la propulsión eléctrica en embarcaciones se remonta a principios del siglo XVIII cuando Moritz Hermann von Jacobi desarrolló un motor eléctrico para alimentar una embarcación de 28 pies, usando una batería de Zinc-Platino de 1kWh, suministrando una autonomía de 1.8 horas, navegando a 4 km/h. En tiempos modernos, en enero de 2014, Noruega inauguró el primer ferry para el transporte de pasajeros y vehículos, completamente eléctrico, alimentado con dos motores de 450kW y un banco de baterías de litio de 1MWh, brindando la capacidad de transportar 360 pasajeros y 120 vehículos a una velocidad crucero de 18 km/h”.

La electrificación de los sistemas de propulsión marinos son el primer paso en la descarbonización del sector”.

Javier Campillo

El primer paso

Para Campillo, “la electrificación de los sistemas de propulsión marinos son el primer paso en la descarbonización del sector. Dada la limitada capacidad y costo de las baterías de litio, el uso de otro tipo de sistema de almacenamiento de energía, de mayor densidad energética, es necesario para barcos de carga intercontinental”. En la mira está el hidrógeno.

El PhD en Ingeniería de Energía y Ambiente destaca que “en abril de 2015 se lanzó el Energy Observer, primera embarcación con la capacidad de generar hidrógeno a bordo para ser utilizado para el suministro energético de la propulsión y operación de la misma. Esta embarcación se encuentra en una expedición de seis años, con el objetivo de optimizar el uso de la tecnología y demostrar el potencial del hidrógeno como solución para la descarbonización de la industria marítima”.

En Colombia

Limitados son los desarrollos en el uso de energías alternativas en la industria marítima nacional. Así lo considera el experto, quien indica que esto obedece a que “hay embarcaciones de grandes dimensiones, usadas para el transporte de carga y aún la sustitución de la fuente primaria de combustible sigue siendo fósil”.

Resalta: “Sin embargo, el país cuenta con un sector naval y astillero importante, con la capacidad de iniciar el proceso de transición a la adopción de tecnologías de propulsión eléctrica, operando inicialmente en modo híbrido gasolina - eléctrico o diesel - eléctrico en aplicaciones para el transporte de pasajeros y carga liviana”.

“Esta estrategia - señala Campillo -, permitirá que este sector económico no solo contribuya a la reducción local de emisiones, sino que abrirá la oportunidad de competir en un mercado internacional con un claro rumbo hacia la adopción de tecnologías bajas en carbono”.

Además, en el campo de la reparación y mantenimiento, las embarcaciones que operan en las costas colombianas están adoptando planes de eficiencia energética que contribuyen a reducir las emisiones asociadas a la propulsión convencional y permiten a los dueños de flotas reducir los costos de operación de cada trayecto. Puede leer: Energías limpias: una mirada desde el Caribe.

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Más rentable

A la par de ofrecer beneficios directos al medioambiente, desplazar las fuentes de energía tradicionales en el sector marítimo (diesel pesado, diesel convencional y gasolina) por la adopción de tecnologías de energía renovable ofrecerá rentabilidad.

“Desde el punto de vista de la competitividad de las empresas navieras, incluso en las embarcaciones que no realicen una sustitución total de combustibles fósiles, sino que adopten tecnologías híbridas de propulsión mecánica - eléctrica, se experimentará reducción de costos directos en la operación, en el mediano plazo obtendrán una reducción en los costos de mantenimiento de los sistemas de combustión, al operar durante menos cantidad de horas por año; y podrán ofrecer a sus clientes soluciones de transporte de bajo carbono, fundamental para el fortalecimiento de una economía consciente con el cambio climático”, anota Campillo.

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