El desarrollo socio económico del país es impulsado en gran medida por la productividad de esta industria que ya se adapta a la nueva normalidad que exige la emergencia del coronavirus.
El coronavirus ha dejado huella en todos los sectores económicos. La actividad en los puertos y en especial, en la industria marítima, afronta hoy uno de los mayores retos: continuar las operaciones en medio de la situación excepcional que demanda la pandemia.
Cartagena de Indias como ciudad puerto ha liderado acciones para contener la propagación del COVID-19. Si bien el primer caso de contagio llegó por mar el pasado 8 de marzo, se mantienen activos los protocolos de seguridad necesarios para garantizar que algunas empresas continúen prestando servicios portuarios y logísticos a buques de carga y de pasajeros.
El desarrollo socio económico del país es impulsado en gran medida por la productividad de esta industria que en la actualidad se adapta de manera eficaz a esta nueva normalidad, generada por la emergencia del coronavirus. Cabe destacar que estas actividades están exceptuadas de las medidas de aislamiento preventivo obligatorio expedidas tanto a nivel local como nacional.
La Resolución 156 de 2020 emitida por la Dirección General Marítima, Dimar, en la cual se “se establecen medidas especiales para el ejercicio y control de las actividades marítimas en el marco de la emergencia sanitaria declarada por el Gobierno nacional por el coronavirus” permite las actividades de: navegación de buques de bandera nacional dedicados al transporte de cabotaje entre puertos colombianos y en la jurisdicción de una misma Capitanía de Puerto; las actividades desarrolladas por los remolcadores, pilotos prácticos, agentes marítimos y demás servicios conexos; la operación de plataformas o unidades móviles costa afuera, así como los servicios de apoyo y suministro entre otras. (Lea también: Dimar dice que tráfico marítimo internacional se desarrolla con normalidad).
Bajo todos los parámetros de protección
Roberto Cavelier, gerente general de Tecnimar , empresa líder en servicios de pilotaje práctico sostiene que la emergencia sanitaria por el coronavirus los ha llevado a combinar el ingenio con la tecnología.
En medio de la pandemia, la compañía ha trabajado sin parar para brindar un óptimo servicio aun cuando es notoria la disminución del trafico marítimo.
“Ofrecemos pilotaje práctico y actividades conexas en las maniobras de arribo, atraque, desatraque y zarpe de buques a los puertos colombianos. Y atendemos embarcaciones de todo tipo. La situación con el virus del COVID-19 nos ha obligado a ser ingeniosos y a proteger tanto a nuestro personal como a la tripulación del barco al que le ofrecemos nuestros servicios”.
No reciben nada de los tripulantes
Cavelier destaca que desde el primer día se adoptaron medidas de seguridad para proteger a sus empleados durante las operaciones.
“Estamos trabajando desde el día uno con mucha precaución, con todos los elementos de bioseguridad, todos los operarios utilizando su tapabocas, los pilotos utilizan guantes y gafas para evitar contagiarse. Los pilotos, por ejemplo, no hacen contacto físico con ningún tripulante, no reciben nada”.
Uno de los cambios significativos que han generado las medidas de seguridad para contrarrestar la propagación del virus es la necesidad de optimizar los procesos de comunicación interna y externa al campo digital. (Le puede interesar: Procuraduría pide protocolos sanitarios para manejo de COVID-19 en Cartagena).
“Un hecho importante es que esta situación nos llevó a cambiar el uso del papel por el medio digital. Los pilotos de Tecnimar envían la información desde el celular, sin que el papel pase por sus manos. Es decir, antes todo se hacía a través del papel y se manipulaba en medio de las operaciones. Pero hoy nos adaptamos a la era digital para hacer cero uso del papel”.
Los trabajadores de Tecnimar enfocan sus esfuerzos en brindar un óptimo servicio a la espera de que se reanuden las operaciones en un ciento por ciento en el puerto de Cartagena.
“Resalto la labor de los pilotos y de todo el personal operativo que han seguido trabajando sin parar día y noche cuando la gran mayoría de la gente se confinó para contener la propagación del virus. Esta es una situación compleja, pero seguimos adaptándonos porque hoy es el coronavirus y mañana puede ser otra pandemia y debemos estar preparados”, concluye Cavelier.
Industria astillera, clave
En medio de la contingencia por el COVID-19, la industria astillera ha logrado continuar sus operaciones de manera coordinada con la autoridad marítima quien ejerce vigilancia y control en la materia.
Al respecto, Adriana Mora Ibarra, coordinadora jurídica de industrias Asitivik explica que “desde el principio hemos sostenido un trabajo de mucha cooperación entre los astilleros asociados a la Andi. En ese sentido, hemos establecido políticas, hemos verificado cuales son eventualmente nuestros factores de riesgos y hemos adoptado medidas muy estrictas en ambos astilleros para garantizar una operación segura”.
En el caso particular de Asitivik, una vez se decretó la alerta por la pandemia, redujeron sus operaciones a actividades esenciales.
“Nuestra premisa es adelantar trabajos estrictamente necesarios bajo rigurosos protocolos de seguridad buscando tener en el astillero al menor personal posible. El personal se redujo en un 70%”, sostiene.
Una de las tareas complejas que han enfrentado dentro de sus labores de reparar y mantener embarcaciones marítimas y fluviales, fue la atención a embarcaciones flotantes. “Cuando se declaró la pandemia hubo embarcaciones que ya estaban sobre diques (estructuras) flotantes y dejarlas allí representaba un alto riesgo para la seguridad de la embarcación y del astillero. Nuestra labor se concentró en este tipo de actividades necesarias para garantizar que no hubiera riesgos”, agregó.
La actividad en el puerto de Cartagena no cesa y, en medio de las estrictas medidas de protección, la industria espera su resurgir para consolidar a Cartagena dentro del comercio internacional.
Desde el marco legal
La industria marítima, específicamente el transporte de mercancías y pasajeros, el fletamento y arrendamiento de buques y demás operaciones conexas deben tener en cuenta los factores causados por la pandemia.
“Con relación al transporte marítimo de mercancías se han observado claramente demoras en las entregas, afectaciones por desviaciones causadas por cuarentenas y cierres en las operaciones de algunos puertos, así como por decisiones de algunos navieros y capitanes de embarcaciones que consideran algunos puertos como inseguros”, expone Juan Guillermo Hincapié, de Hincapié & Molina Consultores.
El experto señala que lo anterior conduce hacia un cuadro complejo de reclamaciones, medidas preventivas e intensas discusiones legales en los que la respuesta va “a depender de cómo financieramente están preparados navieros, puertos, astilleros y operadores”.
Y -recalca- “en cómo se va a tratar el concepto de fuerza mayor o la llamada teoría de la imprevisión contractual, en cada caso en concreto. Además, qué tan eficientes son las coberturas de seguros aplicables a la operación de embarcaciones, dueños de carga, astilleros y puertos”.