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A bordo de un buque: así es la vida de los marinos

Trabajo en equipo, vocación y solidaridad, son las tres claves de las tripulaciones. El éxito depende de todos.

“El corazón del futuro del transporte marítimo”, así define a la gente de mar la Organización Marítima Internacional (OMI), que este año tiene como misión visibilizar a esas personas detrás del comercio mundial, de la pesca y de frente a la inmensidad del mar.

Hablar de cómo viven cientos de hombres y mujeres que tomaron como ruta de vida conquistar el mar y apoyar labores vitales de protección territorial, comercio internacional, entre otros frentes, es especialmente importante en medio de la pandemia por los esfuerzos que esta coyuntura les ha demandado. Le puede intersar: El sector náutico comercial, en crisis por el coronavirus.

El capitán de navío (RA) Ignacio Ríos Melo, director de la Fundación Náutico Pesquera Rafael Espinosa Gray, le abrió las puertas a El Universal para conocer detalles de cómo se vive en una embarcación, de cómo se vive en el mar.

“La dimensión humana del mar se puede considerar en varias dimensiones. La subacuática, la del litoral y la de superficie”, explicó el capitán Ríos.

En cuanto a las embarcaciones de superficie, están incluidas muchas actividades de interés económico como el transporte, la pesca y la recreación, que son los tres capítulos que se reglamentaron a través del Decreto 1597 de 1988.

Y entre esas actividades, son las embarcaciones de transporte las que tienen la mayor cuota humana, “es la dimensión más significativa entre la gente de mar colombiana, con algunas pocas naves y algunos marinos. La mayoría es nacional o de cabotaje”, explicó el capitán.

Entre turnos y descansos

El tripulante de un buque requiere una mística especial. Y es que si la cuarentena nos pareció un reto físico, emocional y mental, imagina estar en una embarcación por semanas, un espacio cómodo pero reducido.

Imagina además que el ciclo se repetirá con cada nueva misión, y que no es suficiente que estés físicamente preparado, que tengas los conocimientos, hace falta sin duda una cuota alta de vocación y disciplina, además de la suficiente entereza para garantizar la convivencia en espacios reducidos y por largas semanas.

La dimensión humana del mar se puede considerar en varias dimensiones. La subacuática, la del litoral y la de superficie”.

Ignacio Ríos Melo, Capitán de Navío (RA)

A las condiciones del espacio, sumemos la rutina de turnos o “guardias de navegación y puerto” de las cuales muy pocos se eximen. “Se trata de tres periodos de guardia al día de ocho horas, así: de 8 a 12 de la mañana y de 8 a 12 de la noche; del mediodía a 4 de la tarde y de la medianoche a 4 de la madrugada; y de 4 de la tarde a 8 de la noche, y de 4 de la madrugada a 8 de la mañana”, explicó el capitán Ríos.

Si no están de turno, las actividades en horas de trabajo tienen que ver con hacer funcionar las máquinas, conducir el buque en navegación segura desde el puente, hacer los mantenimientos y encargarse de los asuntos logísticos de alojamiento. En puerto, se centran en preparar los insumos y combustibles para la siguiente singladura, además del funcionamiento general de toda la planta que permita servicios que garanticen la habitabilidad en la nave.

Las especialidades a bordo se distribuyen en cubierta y máquinas. Con diferentes funciones y responsabilidades, todos bajo la responsabilidad del capitán.

Cuando llega el momento de descansar las opciones dependerán del tamaño del buque. Gran parte de este tiempo se va en el camarote o la cámara de oficiales o de tripulación, según el caso, el gimnasio, el espacio de televisión, y, en algunos casos privilegiados, la sala de juegos.

“Por el permanente contacto entre tripulantes, es notorio que se fomente la camaradería, sobre todo con el cocinero, y se mantiene una relación más moderadas con quienes tienen la responsabilidad a bordo, como es el primer oficial y el capitán”.

Estar tanto tiempo juntos, que la misión y habitabilidad de la embarcación dependa de todos, crea sin duda una solidaridad especial, digna de imitar.

“Las actividades se llevan por especialidades teniendo en todas los especialistas a bordo, la interdependencia y la seguridad depende de todos lo cual fomenta una solidaridad especial, cada uno tiene su función específica en caso de emergencias, de incendio o naufragio”.

La vida en el mar es dura, requiere preparación y vocación, pero desarrolla uno de los valores vitales para la convivencia y el trabajo en equipo: la anhelada solidaridad. Gracias, gente de mar. Puede leer: Los problemas que aquejan a los gremios marítimos.

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