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No ha sido fácil estudiar medicina durante la pandemia

Las restricciones impuestas por el COVID-19 han significado un duro golpe para la educación de los futuros galenos de las facultades colombianas.

Todas las carreras tienen un componente práctico. No es exagerado decir que pocas exigen tanta experiencia directa como la medicina, pues “no importa qué tanto te digan que a un paciente con una enfermedad lo vas a encontrar en tales o cuales condiciones, pocas veces es exactamente como lo dice el libro. Cada caso es un mundo distinto y la teoría nunca basta”, explica Daniela López Cepeda, estudiante de medicina en periodo de internado y miembro de la Asociación de Estudiantes de Medicina de Colombia (Acencol).

Al comienzo

Cuando llegó el COVID-19, el contenido práctico de las clases también se vio afectado. Algunos semestres se quedaron sin la oportunidad de ir a los hospitales. El número de casos admitidos disminuyó de manera significativa. Otros estudiantes hicieron “rondas virtuales”, que consistían en comunicarse con los doctores de turno para informarse sobre cómo seguían las cosas en los hospitales donde recién habían empezado a laborar. Medidas así eran necesarias, pero insuficientes. La virtualidad es incapaz de comunicar toda la variedad y la complejidad de los pacientes que un médico puede encontrar.

“Fue una transición bastante dura. Nos suspendieron las prácticas durante cinco meses. Cuando volvimos, no teníamos permitido ver casos confirmados ni sospechosos de coronavirus, no podíamos entrar a ciertas áreas y debíamos tener mucho cuidado a la hora de ver a cualquier paciente, porque todo el mundo podía ser sospechoso”, relató a El Universal Laura Castellano Caicedo, estudiante de internado (Puede leer: Más de 200 profesionales de la salud en Cartagena se han contagiado de COVID-19).

Aspectos positivos

Con todo, han surgido oportunidades que bajo condiciones normales no se habrían dado. La virtualización de las clases y de los congresos ha permitido a los estudiantes asistir a una mayor cantidad de eventos y tener invitados internacionales, cosas que, típicamente, no se daba en la presencialidad.

Además, a todos los futuros médicos del país les ha quedado mucho más clara a la importancia de mantener algunos parámetros de higiene básica, como el lavado de manos, el uso de mascarilla cuando se tiene una enfermedad respiratoria y la necesidad de disponer de alcohol al 70 %.

Hoy día

Ahora que la vacunación ha comenzado, ambas estudiantes, Daniela en Barranquilla, Laura en Cartagena, opinan que la situación ha mejorado, pero no mucho. “Donde yo trabajo se admitieron nuevos internos recientemente y han comenzado a llegar más personas, pero aún siento que me falta mucho por aprender y por hacer”, puntualizó Laura.

Ambas están de acuerdo en que la situación todavía no se parece a lo que veían al comienzo de su carrera y en que lo vivido no ha sido suficiente. La sensación que queda entre sus compañeros es que van a graduarse habiendo hecho poco y sin estar bien preparados para cuando todo vuelva a la normalidad (Lea también: Un año de COVID: 7 médicos muertos y los retos del sector salud en Cartagena).

¿Qué les queda a los internos futuros? Un panorama algo menos duro que el del comienzo de la pandemia, pero en el que deberán seguir siendo cuidadosos y tomando las oportunidades prácticas que se les presenten. “Una sale de aquí con muchas inseguridades y temerosa de cometer un error. Realmente no sabemos qué va a pasar, por eso les digo que aprovechen todo lo que puedan el tiempo que pasen en los hospitales”, aconsejó Laura.

Por su parte, Daniela comenta que “la pandemia es un problema de todos y, como estudiantes, también debemos contribuir para controlarla, informando a los pacientes y manteniendo la guardia en alto. No podemos descuidarnos porque haya llegado la vacunación”.

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