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Aprende a comprar como un consumidor responsable

Cambiar los hábitos de consumo es fundamental para ejercer el rol ciudadano necesario para el desarrollo sostenible.

No hay mejor remedio para la tristeza que ir de compras. Esta concepción que por años se ha reforzado en el imaginario colectivo, a través del cine y la televisión, no está tan alejada de la realidad pues es un hecho que en el proceso de adquirir lo que deseamos, aunque que no lo necesitemos, se libera la llamada hormona de la felicidad: dopamina.

De acuerdo con el neurocirujano Rafael Almeida Pérez, los colores y diseño de aquello que nos gusta, el ‘olor a nuevo’ o las fragancias propias de las marcas e incluso la música de las tiendas, están involucradas en esta reacción. “Todos los sentidos van al sistema límbico, que es una estructura compleja y profunda de nuestro cerebro. Es un sitio de placer o recompensa, pero también puede ser de castigo. Su desarrollo nos diferencia de otras especies”.

Almeida agrega que “el neurotransmisor que básicamente se usa en este sistema es la dopamina para transmitir entre una neurona y otra. Entre más dopamina produzcamos, más placer se obtiene”.

Es por ello que en las jornadas de descuento como el Black Friday y el Cyberlunes, a las que recientemente se le sumaron los Días sin Iva en Colombia, la sensación de placer por comprar se intensifica y se masifica, promovida por la publicidad con la que son ‘bombardeados’ los consumidores y la percepción de única oportunidad para comprar aquello que se anhela. Le puede interesar: El lado oscuro de la fiesta del consumismo.

Ir de compras es una experiencia sensorial en la que se produce dopamina, la llamada hormona de la felicidad.

Analice antes de comprar

Lo anterior va en contravía del consumo responsable, uno de los compromisos que debemos adoptar los ciudadanos como parte de la Agenda de Desarrollo Sostenible a 2030. El ODS 12, que también incluye la producción sostenible, reconoce a los compradores como responsables de marcar las tendencias del mercado, a través de sus hábitos de consumo y a pesar de las estrategias de marketing que imponen las grandes industrias.

Así, son consumidores responsables aquellos individuos que están consciente del impacto de sus decisiones en la economía y el medioambiente, por lo que estas no las basan en las emociones sino en una reflexión crítica sobre lo que se compra y dónde, ya sea que se trate de un producto o de un servicio.

“Todo lo que producimos y consumimos tiene una repercusión positiva o negativa en la economía, el medioambiente y el desarrollo social. El uso de modalidades de consumo y producción sostenibles aumenta la eficiencia y productividad, asegura que las actividades humanas se mantengan dentro de la capacidad de sustentación del planeta y se respetan los derechos de las generaciones futuras”, dice el documento final de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible (Río +20).

Según la ONU, el ODS 12 es esencial y transversal para “la erradicación de la pobreza, la modificación de las modalidades insostenibles y la ordenación de la base de recursos naturales del desarrollo económico y social”. Puede leer: Obsolescencia programada y su afectación al medio ambiente.

“Cuando no podemos controlar el sistema límbico, obtener placer a través de las compras se convierte en un vicio”.

Rafael Almeida Pérez

Tareas para ser un consumidor responsable

Cerrar los grifos, separar los desechos y ahorrar energía en casa no son los únicos aportes al desarrollo sostenible que le corresponden a los ciudadanos. Al salir de compras o navegar en internet, es importante chequear estos pasos antes de pagar.

Investiga a las marcas: conocer los valores corporativos, si implementan los ODS en su cadena de producción, si sus materias primas son sostenibles, entre otros aspectos, son necesarios para consumir de manera responsable. Entre más compradores basen sus decisiones teniendo en cuenta estos asuntos, más compañías los incorporarán.

Reflexiona: ¿realmente necesitas el producto? ¿Qué pasa si no lo compras? ¿Estás seguro de la calidad de la marca? ¿Podrías invertir mejor ese dinero? ¿Se puede reciclar una vez cumpla su vida útil? Son preguntas que sí o sí debes hacerte antes comprar productos que no son de primera necesidad.

Busca alternativas sostenibles: para aquellos artículos que son de uso continuo, busca alternativas a los desechables como la ropa íntima absorbente o la copa menstrual en reemplazo de toallas sanitarias y tampones; wipes de materiales biodegradables en vez de los pañitos húmedos tradicionales o cambiar las rasuradoras plásticas por las metálicas.

Compra repuestos: escoger las versiones en doypack, en empaques de cartón o papel para rellenar los envases de ciertos productos que has adquirido antes, disminuye el uso de envases de plásticos.

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Ojo con las compras compulsivas

Además del impacto negativo de las compras innecesarias en la economía personal y el medioambiente, estas pueden conllevar a una adicción.

“Cuando no podemos controlar el sistema límbico, obtener placer a través de las compras se convierte en un vicio. El comprador compulsivo tiene un comportamiento similar al de los adictos al sexo, drogas o alcohol. Es por ello que se recomienda tener los niveles altos de dopamina con ejercicio al aire libre y un buen dormir y no depender de otras actividades para elevarla”.

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