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Así se adaptan los abogados a la revolución tecnológica

Las nuevas tecnologías llegaron para cambiar hasta la manera en que se prestan servicios jurídicos y judiciales. ¿A qué se enfrentan los juristas?

Las nuevas tecnologías llegaron para quedarse y, conscientes de esta realidad, profesionales de diversas áreas se ven en la necesidad de aprenderlas e incorporarlas en sus labores, para ser más competitivos e innovadores.

Ni el derecho ni los abogados son ajenos a esta disrupción. Enrique del Río González, abogado penalista y docente, afirmó que “las tecnologías representaron un reto para los abogados por la manera tan abrupta como irrumpieron en la ‘nueva normalidad’, generaron un cambio absoluto en las formas como se venían llevando a cabo los procesos judiciales”.

Señaló que lo anterior acarreó dificultades “para muchos que no estaban adaptados a las TIC (Tecnologías de la Información y las Comunicaciones). Sin embargo, fue una adecuación al trámite que, si bien generó costos de inversión y capacitación, sus resultados fueron positivos para quienes ejercemos la profesión”.

Sobre los desafíos a los que se enfrentan los abogados ante la revolución tecnológica, anotó: “Los retos más allá de los económicos están relacionados con la adaptación y el aprendizaje del manejo de las nuevas tecnologías. No podemos negar que el cambio generacional influye mucho en las capacidades para manipular herramientas y programas tecnológicos, que van más allá de saber usar un computador”.

“Sin embargo, -anotó Del Río- el aprendizaje sobre estos temas hoy es considerado como un deber e incluso una obligación, para el debido ejercicio de la profesión”.

En ese mismo sentido, Alcides Arrieta Meza, abogado litigante y presidente del Colegio Profesional de Abogados de Colombia, manifestó que “el desafío implica internarse en las profundidades del mundo cibernético, de la inteligencia artificial, para adquirir las destrezas y las competencias necesarias para obtener formas efectivas de comunicación, gestión de datos, información y conocimiento, para seguir interactuando con eficiencia en el diálogo jurídico, procesal, la comunicación interestatal, ciudadana, entre otros”.

Una aliada

Ambos docentes universitarios coinciden en que, por supuesto, la tecnología contribuye positivamente a la prestación de servicios jurídicos y judiciales.

“Gracias a estas herramientas es que se ha podido ejercer la profesión durante más de dos años. Las ventajas que ha demostrado están dirigidas a la prestación de un servicio más ágil frente a la relación de abogado - cliente ya que ahora se tiene, como una alternativa real, la comunicación por aplicaciones digitales, lo que no solo facilita la inmediatez, sino que ahorra tiempo y dinero”, explicó Del Río.

Destacó: “También se ha visto reflejada esa contribución positiva en la posibilidad de realizar audiencias de una manera más eficaz, permitiendo que tanto las partes, intervinientes y testigos comparezcan de manera virtual, evitando traslados de diversas ciudades o incluso desde fuera del país, garantizando así la facilidad en el acceso a la administración de justicia”. Le puede interesar: Especialidades en tecnología: las más favorecidas por la coyuntura global.

El aprendizaje sobre temas tecnológicos hoy es considerado como un deber, e incluso una obligación, para el debido ejercicio de la profesión”.

Enrique del Río González

Se consolidan en posgrado

Tal ha sido la revolución digital que hoy está surgiendo una nueva rama del derecho que se conoce como derecho informático y de nuevas tecnologías, que “estudia varios componentes de la tecnología en los proyectos TIC, desde un punto de vista del derecho, y analiza temas como: Habeas Data, contratos digitales, derecho de autor en conexidad con internet, las aplicaciones y el software”, precisó la abogada y consultora empresarial certificada, Carolina Hernández León, en el Blog de Derecho de los Negocios de la Universidad Externado de Colombia.

Del Río resaltó que “desde el derecho penal ya habían desafíos relacionados con la tecnología y los atentados contra el bien jurídico de la protección de la información y datos, desde la expedición de la Ley 1273 de 2009, donde se tipificaron delitos relativos a la confidencialidad, integridad y disponibilidad de datos y de sistemas informáticos, entre ellos: el uso de software malicioso, interceptación de datos informáticos, suplantación de sitios web, entre otros”.

“El fenómeno informático reúne todas las condiciones para ser considerado una rama, una disciplina autónoma (...) En Colombia se reconoce esa categoría en el posgrado de derecho informático y uso de las nuevas tecnologías, jerarquía que muy pronto será alcanzada. De allí la necesidad que el Congreso siga regulando, amplíe y profundice su control, al tiempo que sea incluido con mayor rigor en los programas académicos, por cuanto, los software indiscutiblemente son sujetos de derecho”, advirtió Arrieta. Puede leer: Posgrados recomendados en el área de Derecho.

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