Los Estados necesitan dinero para funcionar, dinero que consiguen a través de impuestos que cobran a los ciudadanos (personas naturales) y a las empresas (personas jurídicas). Es por ello que uno de los primeros eslabones en la cadena del funcionamiento de las naciones es el pago oportuno de los tributos que exige la ley. Cuando eso no ocurre, el fisco entra en déficit y las autoridades tienen que intervenir.
En algunos casos, la falta de pago está relacionada con la evasión fiscal. En la Sentencia C-105 de 1993, la Corte Constitucional la definió como el delito en el que “el contribuyente, no obstante estar sujeto a una específica obligación fiscal, evita su pago por abstención o comisión”. Es decir, que ocurre cuando no se reportan hechos que devengarían en tributos o cuando el contribuyente distorsiona directamente su situación económica.
La evasión fiscal no es el único modo de defraudar al Estado. Otras modalidades incluyen la elusión fiscal y la contabilidad creativa. Se hablar de ‘elusión’ cuando el contribuyente reduce sus impuestos aprovechándose de vacíos legales o de regímenes especiales, de tal manera que, a pesar de que evita sus obligaciones, técnicamente no está rompiendo ninguna regla. La contabilidad creativa se refiere, en materia de impuestos, específicamente a aquellos casos donde se modifican los números de una empresa para “quedar bien” con las autoridades tributarias y seguir adelante con un negocio.
Ejemplos típicos
De acuerdo con los contadores Yeisson Castro Monsalves, César Angulo Arrieta y Álex Vanegas Castaño de la firma Auren, una de las formas más comunes de evasión fiscal consiste en “aumentar deducciones con gastos falsos que no se han realizado, comprar facturas a empresas de papel y omitir fuentes de ingresos, lo que frecuentemente se logra al no expedir la factura legal de venta”.
Algunas estrategias adicionales incluyen la no-bancarización de activos y, para quienes pueden costearlo, el traslado de su patrimonio a paraísos fiscales, que reciben este nombre debido a que son países o regiones con imposiciones tributarias menores que las de la mayoría de los gobiernos y baja transparencia monetaria. Algunos de ellos son las Bermudas, las Islas Caimán, los Países Bajos, Suiza, Luxemburgo, Chipre e incluso ciudades como Londres.
En cuanto a la elusión fiscal, la variedad más común es la “realización de negocios que no son propios de la actividad comercial del contribuyente. En ocasiones, se crean entidades sin ánimo de lucro y se realizan operaciones a través de ellas. Si reúnen las condiciones especificadas por la ley, tienen un tratamiento y pueden llegar a ser exentas del impuesto a la renta”, explican los contadores.
Ese tipo de actividades le permiten a los contribuyentes “mantenerse por debajo de los topes para pertenecer a un régimen tributario”, sin llegar a omitir o evadir.
En lo que respecta a la contabilidad creativa, es cualquier actividad que involucre la alteración de la información tributaria de una empresa para quedar mejor con un tercero, que puede ser un banco, la DIAN u otra compañía. Es lo que popularmente se conoce como ‘maquillar las cuentas’.
Consecuencias
La evasión fiscal se da en todos los sectores de la economía de un país, desde los pequeños comerciantes hasta los multimillonarios. Según los contadores de Auren, las causas tras este delito tienden a ser dos: “primero, el inconformismo o la percepción de no ver reflejados en la sociedad el aporte de los impuestos y segundo, la simple renuencia a tributar, porque la ven como un gasto más en la operación comercial que pueden reducir”.
El director de la DIAN, Lisandro Junco Riveira, señaló que el país pierde anualmente alrededor de $ 40 billones anuales por evasión de IVA e impuesto a la renta. La evasión se encuentra tipificada como delito en los artículos 402 y 434 del Código Penal y prescribe multas de hasta 5 mil salarios mínimos (dependiendo del monto), así como penas de entre 16 y 108 meses de prisión, según el tipo de fraude y la organización a la que afecte. Le puede interesar: Ley de Financiamiento: evasores fiscales no podrán salirse con la suya.
Si la corrupción es una de las razones por las que “la plata no se ve”, la evasión fiscal, particularmente por parte de los grandes grupos empresariales, es la otra cara de la moneda. Ambas son formas de desfalcar al erario público, disminuyendo lo que un país puede invertir en educación, salud, infraestructura y demás. Es, en suma, otro modo de empeorar las finanzas de un país y la calidad de vista de sus habitantes. Puede leer: Nuevo espacio de construcción ciudadana contra la corrupción en Cartagena.
¿Te gustaría recibir en tu celular las noticias más importantes del día? Da clic aquí y escríbenos a Whatsapp.