Imponentes joyas arquitectónicas como el Teatro Adolfo Mejía, el Palacio de la Inquisición y el Claustro de Santo Domingo quizá hubiesen estado condenadas al olvido y al eterno deterioro de no ser por la restauración que en algún tiempo se les realizó y que hoy en día las mantiene en pie, a la vista de todos y como algunas de las obras más bellas que se conservan en Cartagena.
El artífice de salvaguardar el valor patrimonial de estas tres edificaciones es Alberto Samudio, un arquitecto cartagenero especialista en restauración y conservación del patrimonio, quien también es responsable de importantes restauraciones como la de la Batería del Ángel San Rafael, la Plaza de la Paz, el Fuerte San Sebastián del Pastelillo y el Edificio Nacional.
Para Samudio, lo más importante de este tipo de obra es tener respeto por la autenticidad de la edificación para que esta conserve su identidad.
“Restaurar es intervenir un bien inmueble de tal manera que le devuelvas sus características arquitectónicas originales, pero no solamente eso. El término restauración también implica otras operaciones como por ejemplo, acondicionamiento, adaptación y consolidación estructural”, explica el experto.
Esto porque algunas veces el uso para el cual se restaura un bien, no coincide con el uso que este tenía originalmente, por lo cual se deben hacer las adecuaciones adicionales que sean necesarias, siempre conservando su valor patrimonial.
“Por ejemplo, originalmente muchas casas no tenían baños o tenían unas cocinas poco funcionales, por lo que hay que acondicionarlas para que sean funcionales en esta época, sin perder sus características arquitectónicas y su esencia original”, afirma Samudio.
En este sentido, el arquitecto destaca que los bienes inmuebles que vayan a ser restaurados siempre deben dedicarse a unos usos que sean compatibles sus características. “Si vas a restaurar una casa para hacer un teatro o un coliseo, eso implica demoler muchas de sus partes originales. Estos usos incompatibles deben descartarse cuando se va a restaurar”.
¿Cuándo hacer una restauración?
Para Samudio, las restauraciones en la arquitectura son equiparables a las cirugías en la medicina, es decir, solo deben aplicarse como último recurso para intervenir un bien inmueble.
“Las restauraciones son como las cirugías. Solamente deben aplicarse cuando ya la casa está prácticamente insalvable, porque lo mejor que se puede hacer para conservar un bien patrimonial son trabajos de mantenimiento. Esto para impedir que la casa se arruine, pero si esta ya está bastante deteriorada y tiene problemas de estabilidad estructural, hay que intervenirla necesariamente, porque ya eso pone en peligro la vida de los ocupantes de esa edificación”, explica el arquitecto.
Las claves para una buena restauración
De acuerdo con Samudio, hay varios aspectos a tener en cuenta para poder realizar una restauración de manera exitosa.
“Lo primero es tener mucho respeto por el bien inmueble y sus características originales. Hay que conservar la esencia de la edificación y las características arquitectónicas que lo distinguen”, asegura.
Por este motivo, afirma que es imprescindible que el restaurador tenga cierto nivel de experticia con relación a las características originales de lo que se restaurará. “Eso permite identificar cuáles son las partes originales de la casa y siempre tratar de salvarlas y conservarlas”, dice el arquitecto.
En caso de que la casa ya haya sido intervenida en numerosas ocasiones, hasta el punto de que sea ‘irreconocible’, Samudio recomienda usar la ‘liberación’. “Este tipo de obra consiste en liberar la casa de todos esos añadidos que la han desfigurado para devolverle sus espacios originales y característicos”.
Agrega que hay aspectos que son imprescindibles para salvaguardar. “Hay que conservar la carpintería, las ventanas, los balcones, las columnas, los techos de teja de barro. No solamente debe conservarse la parte espacial y volumétrica de la casa sino también los materiales característicos con que se construyeron”, enfatiza.
Por último agrega que es importante que cualquier ampliación o nuevo uso que se le vaya a agregar a la edificación, como baños o cocinas, deben realizarse en un “lenguaje” contemporáneo, que sean funcionales a esta época.
Las restauraciones exitosas de Cartagena
Cartagena es una ciudad que brinda varios ejemplos de restauraciones exitosas, muchas de ellas ejecutadas por Alberto Samudio.
Quizá la más reconocida sea la del Teatro Adolfo Mejía, antes conocido como Teatro Heredia, cuya restauración, que duró cerca de diez años, finalizó en el año 1998. “Al Teatro se le salvó de las ruinas absolutas y se le devolvió su antiguo esplendor. Se arregló la parte estructural, la parte volumétrica, la parte arquitectónica y la parte ornamental, fue un arduo trabajo”, resalta.
Entre otras restauraciones destacables, están la del Palacio de la Inquisición que se encontraba en un deplorable estado estructural; el Convento de San Diego, donde actualmente funciona la Institución Universitaria Bellas Artes y Ciencias de Bolívar; y la del Hotel Santa Clara, que también coadyuvó a revitalizar ese sector del Centro Histórico durante la segunda mitad del siglo XX.