El béisbol de Bolívar volvió a recibir otro duro golpe.
El legendario expelotero cartagenero José Pompeyo Llamas Castillo, una de las glorias del béisbol de Bolívar, falleció este miércoles en la Clínica del Bosque como consecuencia de una neumonía.
Tenía 78 años (el 13 de agosto cumplía 79). Mejor conocido como Pompeyo, fue un eximio bateador de poder y muy defensivo en la primera base.
Representó muchas veces a la selección Colombia de Béisbol, así como a la Selección Bolívar. Defendió con orgullo la primera base de Conastil, en la época dorada de la pelota bolivarense, cuando el estadio 11 de Noviembre (hoy Abel Leal) bramaba de la cantidad de aficionados que se agolpaban en las gradas para ver los eternos clásicos de Conastil y Colpuertos.
Hay quienes afirman que Pompeyo no figuró tanto porque tuvo a un rival de charreteras como Bartolo Gaviria.
Esa versión la confirma Eusebio Moreno, otra de las glorias de este deporte, quien estuvo con él en muchas gestas históricas de Bolívar. “Siempre fue el primera base de titular de Conastil. Jugamos en las selecciones de Bolívar y Colombia. Pero tenía un tigre como rival, a Bartolo Gaviria. Pompeyo fue un bateador de fuerza. Me duele su partida”, asegura Moreno.
Pompeyo ahora se reunirá con otra ‘’llave’ suya, quien recientemente falleció. Me refiero a Abel Leal. En el cielo conformarán un trabuco de miedo, así como lo hicieron en la tierra en el béisbol y posteriormente en sóftbol.
“Nosotros jugamos una Serie Mundial Mundial en Estados Unidos. Y Pompeyo se me acerca y me dice: Eusebio quiero batear con tu bate 34. Yo le dije por qué. Tu tienes más fuerza sigue bateando con tu bate 36. Luego bateó un doble y le dije viste, tienes que tener fe”.
Se fue un grande de la pelota colombiana.
Su hijo mayor Juan Carlos Llamas, quien fue firmado por los Yanquis de Nueva York a Grandes Ligas y quien hoy es profesor de educación física, dijo que “esto me sorprende. Mi viejo lo llevamos a la clínica porque tenía “deficiencia cardíaca. Me duele mucho. Lo vi jugar, fue un gran pelotero, de templanza, él quería siempre ganar”.