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No tienen para los guayos de sus hijos, pero sí para ‘mamar’ ron: Carrillo

Eduardo Carrillo, exfutbolista profesional, hoy entrenador de Deportivo Carlos, contó cuáles son sus mayores motivaciones para ser formador.

Eduardo Carrillo es un exfutbolista profesional, con paso por el Real Cartagena, Jaguares de Córdoba y el balompié de Bolivia que hoy se dedica a formar jugadores en Cartagena.

Nacido y criado en el populoso barrio de La Candelaria, en donde asegura no supo lo que era comer tres veces al día hasta que cumplió 14 años, Carrillo se ha convertido en una gran opción para salir adelante para los niños de este barrio y de la Vía Perimetral.

Tiene claro que entrena a los menores buscando que se abran posibilidades en el fútbol, pero ante todo para que sean personas de bien y útiles para la sociedad. Wílmar Barrios, Jorge Carrascal y Diego Valoyes, en la selección Colombia

Cambia armas por balones

Cambia las armas por un balón y les da una posibilidad de soñar a los menores. Tiene la experiencia, las vivencias, fue un jugador disciplinado que pudo salir adelante en el fútbol. Por eso le creen.

Es la cabeza principal de Deportivo Carlos, club que viene dando muy buenos resultados y que cada día crece más.

“A mí no me hizo formador las licencias, los cursos, la cantidad de libros leídos, las veces que trasnocho aumentando mi conocimiento porque no soy licenciado de nada”, dijo Carrillo.

Tiene claro porqué quiso ser entrenador, formador, profesor de fútbol, tras dejar de ser jugador activo de este deporte.

No tienen para los guayos de sus hijos, pero sí para ‘mamar’ ron: Carrillo

“Hay para la cervezas en la casa siempre, pero el niño no tiene guayos”

“A mí me volvió formador el niño que quiere ir a jugar y no tiene para el pasaje, el niño que el papá no lo apoya y la mamá anda en otra, pero él quiere ser futbolista. A mí me volvió formador el niño que crece en un hogar donde hay plata para las cervezas y para mamar ron y el niño no tiene guayos y va a los entrenamientos con los zapatos del colegio”, sostuvo Carrillo. No se refiere exclusivamente a la escuela que dirige sino a la realidad de los diferentes clubes de fútbol en Bolívar.

“Si almuerzan no cenan”

Eduardo siguió contando porqué se dedicó a formar niños de La Candelaria y sus barrios aledaños.

“A mí me volvió formador las ganas de ver a todos esos niños que no tienen como ser parte de una escuela de formación deportiva porque en sus cosas si se almuerza no se cena, me volvieron formador aquellos padres que usan celulares de un millón de pesos y zapatos de medio millón, pero el niño no va al partido por qué no tiene unas medias de dos mil”, recalca.

Tiene claro que ese tipo de situaciones lo inspiraron para dar un paso al frente y ser opción de vida para los menores.

“No quiero que se pierdan en los vicios”

“Estoy aquí por las ganas de no dejar perder los niños de esta generación, como se perdieron los de la mía porque el ambiente del barrio bajo se los consumió. Estoy aquí por esos niños que nunca tiene para el pasaje, arbitraje ni apoyo en su casa, pero sueñan con salir adelante”.

Y Carrillo recalcó: “cada fin de semana veo mínimo dos o tres padres de familia que no apoyan a sus hijos, pero montan su gol o sus jugadas en el estado de Whatsapp. Eso es algo de locos”.

Entiende que no es perfecto, que no se las sabe todas, pero cada día se levanta con unas ganas inmensas de darle una mano a los menores.

No tienen para los guayos de sus hijos, pero sí para ‘mamar’ ron: Carrillo

“Alimentando sueños”

“Al final no sé si lo estoy haciendo bien o mal, pero me queda la tranquilidad que alimento los sueños de cientos de niños. A mí me volvió formador el amor por enseñar y no el amor por cobrar”, puntualiza.

Eduardo Carrillo realiza una bonita labor, trabaja en una causa noble, la de darle opción de vida a niños que viven en la extrema pobreza. ¡Grande, profe!

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