Aparte de los 60 colombianos que envió Bancolombia a Qatar entre empleados y usuarios, no es una tarea fácil encontrar más aficionados colombianos en el Mundial. El hecho de que Colombia no clasificara hace que disminuyan los motivos para viajar a la gesta mundialista, al hecho anterior se le suma que viajar hasta Qatar resulta bastante oneroso con la tasa de cambio actual. Lea aquí: Mundial de Qatar: primer partido sin goles en la fase de grupos
Debido a que Colombia no clasificó al Mundial pocas empresas patrocinadoras de Qatar se arriesgaron a llevar personas hasta Doha; Coca Cola prefirió aficionados desde South África, Visa desde Europa. Pero en esta fiesta mundialista estaban destinados dos colombianos a estar ahí; Dos compatriotas que nunca habían viajado en avión y menos salido del país. La primera de ellas es Estefanía Murillo, a quien un evento fortuito le cambiaría la vida. Lea aquí: Mundial de Qatar: ¿Por qué tanto tiempo añadido en los partidos?
Estefanía es abogada oriunda de Pasto, toda su vida ha vivido con su mamá y su viaje más largo había sido hasta Mocoa en carro en donde estuvo 6 meses como practicante; todo cambió cuando su mamá pierde el celular en un taxi y se ve obligada a comprarle uno en las tiendas Alkosto. Con el mal genio presente y sin saber mucho de celulares, compra por precio uno de los más económicos de la marca Vivo (patrocinadora del Mundial de Qatar) y se inscribe a un concurso como los tantos que hay, por cosas del destino gana un viaje todo pago al mundial. Cualquier persona y con razones de sobra pensaría que se trata de una estafa, sin embargo, ella, entre la incredulidad y la nobleza recibe el llamado de la marca y envía sus papeles, cuando ve la noticia en redes sociales se da cuenta que es cierto: en un mismo día cumplirá su anhelo de viajar en avión, conocer Bogotá así sea someramente y salir de Colombia rumbo a Qatar. Su mayor miedo dice “era estar en Bogotá sola porque no conocía” y su mayor alegría aterrizar en tierras desconocidas sabiendo que voló por encima del mar y varias montañas.

Otro caso
El segundo caso es el de Juan David Pinto oriundo de Cúcuta, padre de una niña de 5 años y en sus propias palabras es la primera vez que la abandona por más de un día. Juan David es contador, su viaje más largo fue en carro hacia Bogotá y nunca había viajado en avión; su vida se limitaba a la ciudad de Cúcuta en donde trabaja como contador independiente. Hace unos meses decide cambiar de celular y compra un Vivo. Dicha empresa tiene celulares básicos hasta su gama más alta con un valor cercano a los seis millones y medio. Él compra uno de los mas económicos y por sorpresa resulta favorecido. Al recibir la llamada contesta que no puede aceptar el premio, primero debe consultarlo con su esposa, su hija de 5 años nunca ha dejado de ver a su papá y debe pensarlo. Finalmente su mujer lo motiva a aceptar, es hora de cumplir varios sueños que por cuestiones del destino va a cumplir al tiempo; según sus propias palabras ahora se devuelve con el propósito de aprender inglés pues en Qatar se sintió indefenso al no saber comunicar la más mínima necesidad, pero está feliz a pesar de extrañar a su hija y cada partido lo hace entender el idioma universal del fútbol. Según la empresa los sorteos fueron totalmente aleatorios, entre miles de personas habían dos destinadas a estar en el Mundial.
Cada uno con una historia de vida maravillosa y típica como la de cualquier colombiano, que lucha por salir adelante, brilla por su alegría y cree que aunque de manera fortuita los sueños se pueden volver realidad.