Son las 7:40 de la mañana y Edilberto Bohórquez aún contempla la imagen de la Virgen de la Candelaria, a pesar de que la primera misa en el Convento Santa Cruz de la Popa ya se terminó. Lea aquí: Cabalgata en Cartagena por fiestas de la Virgen de la Candelaria.
Mientras está sentado a las afueras del santuario, le pide en silencio a la madre de Dios. Cruza sus manos para orar. Siente satisfacción de haber recorrido La Popa a pie para cumplir la cita, y así lo reafirma al decirme: “soy un hombre feliz”.
Aquella felicidad de la que habla el feligrés antioqueño, radicado hace 40 años en Cartagena, se debe a una paz espiritual: “aquí estamos”, me dice, refiriéndose al agresivo virus que amenaza a la humanidad. Según su testimonio, Dios, y por su puesto la homenajeada Virgen de la Candelaria, le han dado todo: sus hijos.
“Yo le ruego a la Virgencita que vivamos en paz, que los deseos de cada persona se cumplan, que cuidemos a los niños, que les enseñemos a nuestros hijos buenos principios porque hoy día creemos que las autoridades tienen el control... Somos nosotros los padres... a mis hijos los enseñé y son mi felicidad. La Virgencita ha intercedido en papá Dios para que yo sea feliz”, reafirma.
Reciba noticias de El Universal desde Google News Hoy es el último día de celebración de la Virgen de la Candelaria, patrona de los cartageneros, pero sin procesión. Sin embargo, no hubo excusa para que decenas de personas se motivaran a subir aquellas lomas para recibir la bendición. Aunque por costumbre los religiosos y feligreses bajan desde La Popa con la imagen de “La Morenita” -al tiempo en que rezan el Santo Rosario- hasta la iglesia La Ermita del barrio Pie de la Popa, esta vez se quedó en el santuario para evitar aglomeraciones y el contagio de Covid-19.
Las vías estaban habilitadas para el paso de vehículos y transeúntes que se dirigían hacia la cima, en el convento.
Feligreses participaron hoy de la eucaristía en el santuario de La Popa. // Foto: cortesía.
“La celebración se realizará en el convento. No bajaremos en procesión. Sin embargo, después de pedirle durante un año a la Virgen que nos reuniera otra vez en el santuario, ya que por la pandemia no se pudo, nos escuchó y aquí estamos”, dijo uno de los sacerdotes de aquel convento.
En resumidas, decenas de personas dijeron a El Universal que la celebración, aunque sencilla, estuvo excelente: durante el día no se reportaron accidentes, lesionados ni aglomeraciones. Las lomas de La Popa permanecieron vigiladas por un cuadrante de la Policía Metropolitana, al tiempo en que los feligreses aportaron con su buen comportamiento.
Cabe anotar que en casi todas las misas diurnas se realizaron confesiones. Además, los sacerdotes bendijeron accesorios e imágenes religiosas, al igual que a los niños y, por su puesto, al resto de creyentes.
