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Reseña de Late Developers, lo nuevo de Belle and Sebastian

Late Developers es el segundo disco en ocho meses de esta banda. El grupo de rock escocés sigue explorando la nostalgia, lo humano, pero también el futuro.

Por Juan Sebastián Lozano

Las bandas “indie” se pierden en la bruma de los días, hay muchas, Youtube y Spotify nos saturan, olvidamos nombres, las canciones pasan y pasan. Es la época de la ligereza, de la rapidez; todo lo sólido se desvanece en el aire en un segundo, dicen serios filósofos de la época. Lea: Ellos son The 1975, el rock alternativo para el Festival Estéreo Picnic

La imagen que puede resumir esto es la de carros veloces, difuminados, en una autopista de gran ciudad. Vivimos ansiosos y un poquito deprimidos, es difícil encontrar a qué aferrarnos. Y es la era del reggaetón y el trap, claro, es lo que suena y mueve. Esto me ha hecho preguntarme si vale la pena seguir escribiendo sobre bandas de rock, reseñando sus discos, dando luces culturales, de análisis social, sobre el arte que nos presentan las bandas para que disfrutemos y pensemos.

No sé si pierdo el tiempo escribiendo sobre bandas, pero sé que me gusta y que escucharlas me inspira; me llama a escribir, a homenajearlas, y lo seguiré haciendo hasta que me muera más allá de lo que digan filósofos y expertos.

Y Belle and Sebastian me inspira con su piano de iglesia que también es perverso, con su baile de niños a orillas del río Clyde, con sus canciones y sus muchos discos que son felices y a la vez tristes. Música con la que podemos movernos, llevar el ritmo con los dedos y saltitos. Letras que son cuchillos en el corazón, letras que nos recuerdan la melancolía de las tardes, la lluvia, el desamor, la soledad de la era digital; lo vulnerables que son las almas sensibles en un mundo de competencia y “alto rendimiento”.

Belle and Sebastian son una especie de The Beatles un poco más pálidos, más torpes, que están encerrados en una iglesia llena de hermosos vitrales, que consumen Xanax para pasar las tardes. Que a veces logran abrir la iglesia para bailar en el río agarrados de las manos, para jugar un poco con el agua. Belle and Sebastian es una banda llena de contrastes sublimes, es infantil y también monstruosa, su música nos habla de la depresión, de la fatiga crónica (su líder, Stuart Murdoch la padeció); pero también celebra la vida, celebra el amor, y por supuesto nos invita a explorar el arte.

La banda escocesa hace pocos días estrenó Late Developers, su doceavo disco, en el que sigue demostrándonos su calidad musical y letrística, su versatilidad, la amplia gama de estilos en los que se mueven con solvencia. Tan solo el año pasado habían estrenado el magnífico álbum A Bit of Previous. No cayeron en la melancolía helada en la pandemia, o esa melancolía, tan rubia, escocesa y pelirroja, la transformaron en arte, como siempre lo han hecho. Bit of previous es un disco alegre.

Reseña de Late Developers, lo nuevo de Belle and Sebastian

Tengamos en cuenta que los primeros discos de la banda nos hacían pensar en sangre y navajas, lluvia de pastillas, peluches descabezados; horas de mirar la ventana, fumar y no querer participar del ajetreo que hay afuera, de la carrera de monos por algunas sobras. En amores rotos, en hombres románticos despreciados por mujeres que se van con el campeón del colegio, el guapo del auto y capitán del equipo de fútbol. La banda se hizo de culto con su primer álbum, Tigermilk, guitarrero y folk. Se consolidaron con If You’re Feeling Sinister, en donde tuvo más protagonismo el piano rítmico, virtuoso, del líder Stuart Murdoch. Los B&S se hicieron famosos, lo que no los tenía muy satisfechos porque son chicos y chicas tímidos, pero era inevitable. Después siguieron algunos discos que los críticos discutieron, y lograron la cumbre con The Life Persuit, discazo como el que más. Ecléctico y profundo.

Late Developers es un disco que recuerda a The Beatles, a los sesenta en general, y es que lo “retro” caracteriza a la banda. En ellos están The Smiths, notoriamente; The Kinks, The Beach Boys, etc. Y el funk y el soul norteamericano. Sus fuentes son benditas; tienen mucho de donde beber y robar y homenajear, con respeto, manteniendo o subiendo el nivel, como lo hacen los mejores artistas pop contemporáneos. El filósofo Mark Fisher y el crítico musical Simon Reynolds, ambos ingleses, nos han dicho que el espíritu retro caracteriza al pop (en esto incluyo al rock) de los últimos años que ya son varios. Para Fisher falta innovación y esto tiene que ver con que las luchas políticas de los sesenta, por ejemplo, estimulaban el arte. La utopía política estimulaba la innovación. Ya, sin utopía, con el conformismo, anhelamos los sueños, las músicas de antes, la épica. Belle and Sebastian representa lo retro. Y lo twee, que es una estética delicada, de “loser” y/o nerd, de seres frágiles y sensibles de luchas mínimas. Bueno, pues a mí lo retro de B&S me parece necesario, me alegra la vida. Y lo twee, también me identifico ahí, creo que no soy bueno para pelear; y en lo mínimo también está lo épico. Sé que en el piano que parece torpe, fuera de tiempo de Stuart Murdoch, está lo épico, y lo religioso, lo sagrado.

Reseña de Late Developers, lo nuevo de Belle and Sebastian

Del disco destaco Julie Naked, sobre un hombre y una mujer que se aman, pero algo los separa: una especie de autosaboteo, de narcisismo, de no saber estar con el otro. Give a Little Time tiene una alegría infantil, una letra que nos dice que vivamos el presente, que intentemos estar en paz y ojalá en éxtasis en él. Esta es una idea que recorre el disco. The Evening Star es un hermoso soul que nos recuerda, por ejemplo, a Lionel Ritchie; habla de la nostalgia, de una carta enviada a alguien que se amó en el pasado. No siempre recordar es negativo, a veces se demoniza a la memoria y al pasado; también hay que homenajear a los que nos acompañaron en el camino. Es la nostalgia del soul de los setenta, de música que reivindicaba a la raza negra, a su belleza; que invitaba a la apertura cultural, la fusión. Lo retro de Belle and Sebastian no es mediocridad, es invitación a valorar lo que hicieron los gigantes. Y lo retro de B&S también es rabiosamente noventero. Y sus letras nos hablan del siglo XXI, podemos identificarnos totalmente con estas.

When The Cynics Stare Back From The Wall es una canción recuperada, compuesta hace unos años para otro álbum, y sí nos recuerda los otros trabajos de la banda, más melancólicos. Es un bello dúo, contrapunto de mujer y hombre, que nos dice que no nos dejemos llevar por el cinismo, por la fría indiferencia. Hay que creer en algo, se puede seguir creyendo en el amor, en la música y por qué no en la utopía política. Tal vez lo retro de Belle and Sebastian sea futurista. I Don’t Know What You See, el primer sencillo del disco, es un pop que podría ser hit en cualquier emisora, un pop chicle, pero muy bien hecho, un pop hecho por B&S. Vuelve el tema del amor como salida a la tristeza, el amor que disfrutamos al instante así no sea duradero, pero qué importa. Late developers, la que cierra, es una canción alegre que podríamos bailar en un hotel tropical, acompañada de cócteles. O más bien que podría bailar un escocés borracho y romántico soñador. Habla de la comunión de la banda con su público, nunca han querido diferenciarse de ellos: los B&S se visten como cristianos cualquiera. En esto hay influencia de The Smiths, pero ya sabemos que Morrissey es inalcanzable. Lo de no ser estrellitas infumables, Stuart y su pandilla lo viven y lo gozan, la banda somos todos.

Reseña de Late Developers, lo nuevo de Belle and Sebastian

La banda es de rock, pero también es una orquesta. El espíritu colectivo en ellos, que Murdoch no quiera ser el líder absoluto, el dictador, por ejemplo, se siente. Y nos hace pensar en la utopía colectiva, en una playa tipo festival All Tomorrow’s Parties en la que estemos juntos y cantemos y hagamos rondas; y suene Belle and Sebastian, el piano de Gospel dañado que nos hace felices. En el que todos seamos el coro de una iglesia pagana, pero muy sagrada. Pero bueno, estos son sueños de románticos, de chicos twee, como Murdoch, tal vez como yo. En todo caso, el retro de Belle and Sebastian me alegra la vida. Recordar el pasado, aquellos tiempos de sueños, de esperanzas, nos puede dar ideas; puede hacer que nos paremos de la cama, que nos quitemos definitivamente el tapabocas, que dejemos el antibacterial a un lado; y abracemos a los otros, claro. Que botemos el celular a un lado y salgamos a la calle. Es un sueño romántico de un fan de Belle and Sebastian, que por ahora, en su cama y con el teclado, esperará un nuevo disco del grupo, con ansia y cierta melancolía feliz.

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