Los nervios lo carcomían de pies a cabeza. Su corazón bombeaba más rápido la sangre antes de empezar el show, pero todo estaba bajo control. Como todo un experto, elevó sus brazos al cielo y danzó al compás de la música. Aquel joven rubio de ojos azules se comprometió tanto en su coreografía, que olvidó que el presidente de la República, Iván Duque, lo observaba detenidamente hasta llenarlo de aplausos. Lea aquí: Centro Nacional de las Artes, entre los más grandes de Latinoamérica.
Felipe Ramos, el bailarín profesional y profesor del Ballet Ana Pavlova, es el joven que deslumbró con su presentación la noche de la inauguración del Centro Nacional de las Artes, en el Teatro Colón (Bogotá), el 6 de mayo del 2022. Ocurrió en una de las recién ampliadas salas de arte, la que lleva por nombre Delia Zapata Olivella, con ampliación de camerinos y capacidad para recibir a 500 personas... Ahí estuvo El Universal.
Felipe Ramos, bailarín profesional y profesor del ballet Ana Pavlova, en Bogotá. // Foto: Facebook.
En ese mismo escenario estaban de espectadoras la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez; la ministra de Cultura, Angélica Mayolo; la alcaldesa de Bogotá, Claudia López; la primera dama de la Nación, María Juliana Ruiz; y otros miembros del gabinete del Gobierno Nacional.
Esta era la primera vez que Felipe actuaba frente al Presidente. Me dijo que es normal sentir la presión, que hace parte de la dinámica de un artista, pero reconoce que cada presentación es un nuevo reto y cuando se trata de ballet, prima la “excelencia” y eso lo arregla todo.
Felipe es uno de los tantos artistas que aprovecharán las remodelaciones de esta sede, y ahora decidió inspirar a otros con su historia.
El gran salto
Aunque el arte siempre estuvo en su vida, Felipe comenzó en el ballet por equivocación. Primero estudió Artes plásticas y en esa época un amigo que iba a tomar clases de ballet le pidió que lo acompañara.
“Me reía porque mi amigo no tenía nada de bailarín. La profesora, al verme, insistió que fuera a la clase, a ella le gustó mi físico: blanco, rubio, ojos claros y alto, le parecía un príncipe azul”, explicó Felipe.
Primero, se inscribió en una escuela en Villavicencio por un mes, luego regresó a su natal Bogotá a estudiar Gastronomía en la Mariano Moreno, sin embargo, la intriga del ballet se había instalado en su cabeza y por eso tocó las puertas de Pavlova, una de las mejores instituciones del país y de gran trayectoria.
“Llegué a la clase de Ana Consuelo sin saber absolutamente nada, pero su manera de decirme las cosas me convenció: que tenía porte y estatura... que era lindo”, recordó Felipe.
“Comencé a escalar cada nivel, a avanzar, tomar de tres a cuatro clases diarias y así cumplir las expectativas”, subrayó.
Felipe Ramos invita a los espectadores a ver sus presentaciones en julio, mes en que el Centro Nacional de las Artes abrirá sus puertas. // Foto: Facebook.
Felipe se ha destacado como uno de los mejores en el Ballet Ana Pavlova. La academia tiene unas instalaciones aptas y adecuadas para sus bailarines: piso linolio, cámara de aire, suficientemente espaciosas, el salón grande –comodidades que no tienen todas las escuelas–, pero aún así el Centro Nacional de las Artes le queda grande.
“La nueva sede nos tiene con emoción porque le aportará bastante a la cultura. El ballet Ana Plavlova ya tiene su temporada este año en el Teatro Colón, en el Auditorio Delia Zapata Olivella, así que es un honor volver a ese templo y sentir esa energía tan grande”, exclamó Ramos, con ansias de regresar el día de su apertura, que será en julio, con obras como ‘Bolero de Ravel’ y ‘Réquiem’, que son para públicos grandes.
DATO CURIOSO:
En los giros, el bailarín recupera el norte al guiarse con un spot, que es un punto fijo que se visualiza desde el escenario. “Uno marca cualquier cosa que haya. Generalmente en los grandes teatros ponen una luz roja en la mitad del escenario, y esa luz uno la sigue para no perderse. Yo, por lo menos, buscaba la salida de emergencia que está iluminada, o alguna esquina donde pudiera ver a alguien para no perder ese enfoque: giras, giras y giras, pero mirando siempre a ese punto”, dijo Ramos.
Aprovechen la sede porque el mundo sin arte no es mundo. Tenemos música, teatro, ballet... En Colombia no nacimos con la cultura europea, que desde chiquitos los llevan a ver El Cascanueces, pero se puede lograr”, Felipe Ramos, bailarín de ballet.