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Buscan reeditar ‘Celia se pudre’, de Héctor Rojas Herazo

La Fundación IriArtes propuso a herederos de Héctor Rojas Herazo, reeditar la novela ‘Celia se pudre’, del gran escritor colombiano.

Desde Tolú y el resto del Caribe se ha trenzado un clamor unánime de los gestores culturales: reeditar la tercera y monumental novela ‘Celia se pudre’, de Héctor Rojas Herazo (1921-2002).

“Una obra grande se merece una apuesta grande”, dice el mensaje que me envía la poeta y gestora cultural Patricia Iriarte, de la Fundación IriArtes, quien ha sido clave en este proceso de celebrar los cien años del natalicio del poeta, novelista y pintor Héctor Rojas Herazo. Le puede interesar: Escritores que no van a ninguna feria

Patricia, junto a toda la legión de amigos, propone que entre todos se asuma la hazaña de reeditar esta obra “imprescindible de la literatura colombiana. Desde la Fundación IriArtes hemos avanzado con los herederos de Rojas Herazo en la negociación de los derechos de la obra”, para lograr ese propósito.

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Cuando apareció esta gigantesca aventura narrativa que es ‘Celia se pudre’, 811 páginas, su autor dijo a El Universal que escribirla “fue como parir quíntuples”, y el narrador se sentía abrumado cuando un periodista se acerca a preguntarle: ¿Qué viene después de ‘Celia se pudre’? Todo lo que Rojas Herazo aprendió como alquimista de la palabra y el color a lo largo de su fecunda existencia, lo consagró en las páginas de esta novela compleja, que desafía las herencias clásicas e intimidatorias de Faulkner y Joyce.

En el caso de Rojas Herazo, él se parece a él mismo cuando escribe esta novela, y se parece a lo que vive, piensa y siente en ‘Respirando el verano’ y ‘En noviembre llega el Arzobispo’. En esas páginas no hay realismo mágico, sino realismo animista, allí hasta los palos de mamón y de tamarindo resuellan, dejan su aliento sobre las hojas ardientes del mediodía.

Y los árboles y el verano, como las sílabas del mar, sueltan con música su vocerío sobre las cosas y los seres. Hace poco volví a leer esta prodigiosa novela llena de monólogos entrecruzados, y confirmé la grandeza clásica de este novelista colombiano, que renovó las letras del país y de hispanoamérica.

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