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OMS destaca trabajo: “1 millón de personas dejan de fumar en Colombia”

Blanca Llorente, a quien la OMS le reconoció su labor por el control del tabaco, dijo que eso se logró en 10 años.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) destacó el trabajo de la economista y salubrista Blanca Llorente Carreño, directora de la Fundación Anáas, por su trabajo en función del control del tabaco en Colombia y América Latina.

La distinción la recibió en los Premios World No Tobacco Day Awards el jueves 25 de mayo y la noticia fue emitida por la Organización Panamericana de Salud de Washington D.C. desde donde expresaron que Llorente contribuye en la investigación y defensa del control del tabaco en Colombia, la región y en el mundo. Lea también: Las pistas desconocidas de la Fiscalía en el escándalo de Laura Sarabia

Es economista de la Universidad Javeriana y tiene un máster en Salud Pública de la Universidad de Londres, además de una experiencia de 15 años en diseño e implementación de intervenciones de salud pública relacionadas con el desarrollo sostenible. El Colombiano conversó con la salubrista sobre la situación actual del control de tabaco en el país a propósito del Día Mundial sin Tabaco que se celebró el miércoles pasado.

¿Cómo inició en este campo?

“En la Universidad de Londres me enfoqué en temas de política ambiental que me llevaron a hablar de ambientes libres de humo y justo cuando me gradué en 2007, Colombia pasaba por retos como la implementación de los ambientes libres de humo. Esa fue la primera política efectiva en el país para prevenir el consumo de tabaco y reducir la exposición de los no fumadores. Después, me enfoqué con otros investigadores en lograr que lo que estábamos haciendo tuviera un eco en la política pública y ahí es donde me he enfocado con Anáas”.

¿Cuál es la génesis de esos diálogos en la política pública?

“Colombia hace parte del convenio Marco para el Control de Tabaco, el único tratado de salud pública de la OMS. Es una brújula clara, una hoja de ruta para entender hacia dónde va la política pública para reducir el consumo de tabaco. He tenido suerte de trabajar no solo aquí en Colombia sino en otros países de Latinoamérica para aumentar sus impuestos, proteger los ambientes libres de humo y garantizar la prohibición de la publicidad de productos de tabaco. Ahora estamos en la discusión de querer extender estas medidas a los cigarrillos electrónicos”.

Nueva Zelanda prohibió la venta de tabaco a los nacidos desde el 1 de enero de 2009, ¿qué tanto falta para que Colombia apruebe este tipo de leyes?

“Colombia es un país que ha sido dinámico en la implementación de las políticas y el resultado se ve. Deberíamos tener encuestas que nos permitan actualizar con más frecuencia, por ejemplo, el consumo de cigarrillos electrónicos en los jóvenes, pero los monitoreos indican que el país redujo el número de consumidores de nicotina. Logramos que un millón de personas dejaran de fumar en Colombia en 10 años”.

¿Qué significa este millón?

“Es una cifra gruesa y significativa en términos de impacto en mortalidad y morbilidad. Uno de cada dos fumadores muere prematuramente y si esto se evitó en un millón de fumadores, desde un punto de vista epidemiológico, hemos logrado salvar alrededor de medio millón de vidas de morir prematuramente en Colombia. Evitamos que desarrollaran cánceres, enfermedades cardiovasculares —que si bien no lo tienen que matar—, podrían generarles una reducción en su calidad de vida”.

¿Cómo afectan los cigarrillos electrónicos y vapeadores a niños y jóvenes?

“Todos los días veo productos intencionalmente diseñados para atraer niños, no solo con cigarrillos electrónicos sino con con cápsulas saborizantes que atraen su curiosidad. Hacen relanzamientos de productos, incentivan a los comerciantes para que los ofrezcan, en aplicaciones como Rappi se promocionan cigarrillos electrónicos. Nos están bombardeando. Yo lo llamo el contraataque de la industria.

Los rectores de los colegios y los papás sienten preocupación, tenemos casos de niños de nueve años experimentando con este tipo de productos. Nos quedamos dormidos”.

¿Qué logros buscan en este momento?

“Queremos actualizar la Ley 1335 para que incorpore los cigarrillos electrónicos y se aumenten sus impuestos y que haya un control de publicidad. La industria tabacalera lo que busca es una ley de control propia que tenga excepciones, que permita hacer publicidad, que en los ambientes libres de humo se puedan usar estos productos, que haya máquinas expendedoras.

Dicen que protegen a los menores al poner en las cajetillas que se prohíbe el expendio a menores de edad, pero eso no sirve para nada, se ha demostrado desde salud pública que ese rótulo lo que hace es atraerlos. Son lobos disfrazados de ovejas.

Queremos es ampliar el tamaño de las advertencias sanitarias, ellas han mejorado en su diseño, los mensajes han ido mejorando pero el tamaño es pequeño. Solo ocupa el 30 % de toda la superficie y debería ser por lo menos el 70 %.

Tampoco hay regulación de concentraciones de nicotina en cigarrillos electrónicos, suelen ser elevadas y desconocidas por parte de los usuarios, no como en Europa”.

¿Cuál ha sido la respuesta de la industria tabacalera?

“La combinación de la protección de ambientes libres de humo, aumento de impuestos y la prohibición de la publicidad hacen que haya una caída rápida en el consumo. Esto es una mala noticia para la industria de la nicotina que crea organizaciones en coalición que protegen sus intereses y obstaculizan la implementación por la que luchamos. Lea también: ¡Ya casi pagan las primas de junio! Mira cómo aprovecharlas al máximo

Nos han impedido durante nueve años tener una regulación de cigarrillo electrónico, tampoco permiten discutir el aumento del tamaño de las advertencias sanitarias, sabotean los debates, siembran dudas y desinforman. Se presentan como organizaciones defensoras de derechos del consumidor y de los derechos de los vapeadores. Dicen que protegen a los niños y que los cigarrillos electrónicos no tienen evidencia de que hacen daño pero ¿dónde está el principio de precaución? Además, ya sabemos que estos productos tienen sustancias tóxicas, algunas de ellas cancerígenas”.

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