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Casos de “justicia por mano propia” se disparan este año en Medellín

En lo que va de 2022 van ocho homicidios en medio de hurtos, mientras que a esta fecha el año pasado iba un caso.

Las reacciones de las víctimas y de las autoridades en los casos de hurto han dejado ocho presuntos asaltantes muertos este año en Medellín, lo que representa un incremento de siete casos en comparación con el mismo periodo de 2021.

De los hechos registrados en este 2022, cinco presuntos delincuentes han muerto por cuenta de los disparos de sus víctimas, mientras que los otros tres han fallecido por cuenta de reacciones policiales. La situación ha revivido la polémica por la delgada línea legal que conlleva este tipo de reacciones con la figura jurídica de la legítima defensa.

Caso por caso

Este mes ha sido el más complejo en esta racha de justicia por mano propia, con cuatro de los ocho casos, tres de ellos en menos de 24 horas.

El caso más reciente se presentó el pasado viernes en el Doce de Octubre, cuando Darwin Alexis Buriticá Quintero, de 17 años, fue baleado por un policía. Según la información oficial, el uniformado reaccionó cuando este joven y otro hombre, de 18 años, iban a ser interceptados tras ser señalados de cometer un hurto y estos habrían reaccionado sacando un arma de fuego. En ese momento, una de las balas policiales impactó a este menor, quien falleció horas después en la Unidad Intermedia del Doce de Octubre.

Las otras tres víctimas de este mes se presentaron en un periodo de 24 horas entre los días 1 y 2. Las víctimas fueron Miguel Murillo Arango, de 17 años, en Belén Granada, cuando fue asesinado por un hombre al que le habría quitado sus joyas; Carlos Alfredo Jiménez Córdoba, de 21 años, en el barrio Villatina, señalado del asalto a un conductor de InDriver; y Duván Arley Jaramillo Vélez, de 32 años, quien fue abatido por la Policía al ser señalado de balear a Julián Alberto Amaya Villada, de 29 años, quien también falleció el barrio Aranjuez.

El caso más reciente se presentó el pasado viernes en el Doce de Octubre, cuando Darwin Alexis Buriticá Quintero, de 17 años, fue baleado por un policía.

De las otras víctimas este año, tres ocurrieron en enero y la restante se presentó en marzo. Una fue en reacción policial, la cual está siendo investigada y las otras ocurrieron o a manos de las víctimas o por cuenta de personas que intentaban evitar estos hechos.

En enero ocurrieron las muertes de Juan Manuel Restrepo Correa, de 19 años, abatido por un pensionado de la Policía al señalarlo de hurtar un vehículo de encomiendas en La Campiña; Juan Diego Montoya Mercado, de 18 años, abatido por la Policía luego de un choque cuando intentaba escapar de las autoridades en el barrio Boston; y Brahian Alexis Osorio Acevedo, de 17 años, baleado por un vigilante en Laureles en el hurto a una barbería.

El caso restante fue el de Juan Manuel Ruiz Ríos, de 21 años, el 12 de marzo cuando, al parecer, estarían intentando robar al conductor de un vehículo que habría pedido por aplicación en Patio Bonito.

Sobre estos casos, el comandante de la Policía Metropolitana, general Javier Josué Martín, expresó: “No podemos decir que se incrementaron los casos. Se han presentado delincuentes abatidos por las víctimas porque la reacción de estas es en defensa propia”.

Hurtos que aumentan

La situación, según los expertos en seguridad, se puede estar generando por la percepción de inseguridad que se viene generando, con base en el incremento del hurto a personas que hay en la ciudad.

Según las cifras de la Policía Metropolitana, este año se han denunciado 9.403 casos de hurtos a personas en todo el Valle de Aburrá, de los cuales 5.679 se han presentado en Medellín.

“Se está aplicando la justicia por mano propia porque algunos consideran que no se van a dejar hurtar y están accionando sus armas. Aparentemente es comunidad la que hace justicia por cuenta propia”, expresó Luis Fernando Quijano, vocero de la Corporación para el Desarrollo Social (Corpades).

Según las cifras de la Policía Metropolitana, este año se han denunciado 9.403 casos de hurtos a personas en todo el Valle de Aburrá, de los cuales 5.679 se han presentado en Medellín, siendo el bien más hurtado el celular, con 4.453 en toda la región metropolitana.

“Con hurto a personas, hay un incremento pero se están instaurando denuncias, más de 1.000, por hurto a documentos. En el caso de los celulares, la mayoría se denuncia como hurto y estos no se los roban, sino que se pierden. Con estas denuncias se inflan las cifras, generando la percepción de inseguridad”, señaló el general Martín.

Estas reacciones se generan, en muchos casos, así los delincuentes estén haciendo uso de armas traumáticas, debido a que con ellas se genera la misma intimidación que con un arma de fuego real.

Boris Castaño, analista del conflicto y líder del colectivo Idea, Innova y Estrategia (I2E), expresó que “el delincuente cuando tiene en sus manos un arma traumática, siente que tiene el poder y pierde más el miedo, es más osado. El arma traumática lesiona y hasta puede matar. Tenemos a los delincuentes enfrentándose con armas traumáticas a la autoridad”.

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Una delgada línea

Pero este tipo de reacciones tienen sus implicaciones legales, siempre y cuando no se sepa manejar la legítima defensa, tal y como lo permite el artículo 32, numeral sexto, del Código Penal.

“Hay unos requisitos para esa legítima defensa: la necesidad y la proporcionalidad a la agresión. La necesidad, cuando quiero defender un derecho propio, incluso, un derecho ajeno contra una agresión que se va a dar en ese instante. La proporcionalidad, cuando me voy a defender de alguien que me está agrediendo con un cuchillo, no lo voy a hacer con un fusil”, expresó Iván Durango, abogado penalista.

Cuando se presenta una reacción con un arma de fuego, pese a que el asaltante usa un arma traumática, se presentan varios escenarios legales, que pueden llevar a permitir la legítima defensa o provocar una imputación de cargos por el delito de homicidio, que puede dar de 17 a 37,5 años de prisión.

El abogado Santiago Trespalacios dijo: “Si yo sé que se me está atracando con un arma traumática, habría un exceso en la legítima defensa. Si yo estoy absolutamente convencido de que el arma con el cual se me está cometiendo el hurto no es traumática, sino que sé que es un arma de fuego de verdad, entonces cuando yo repelo ese ataque, no hablaríamos de legítima defensa, sino de un error de prohibición, que también me exculpa de responsabilidades. A esto se le llama defensa putativa, que quiere decir que es aparente”.

Situación similar aplica para quienes persiguen a los presuntos delincuentes y los atacan, en los que habría una línea delgada entre un homicidio y una legítima defensa.

“Hay una línea muy delgada. Cuando se logra ver que no está reprendiendo el ataque, sino que busca venganza, como cuando el tipo va a hurtar, intenta huir, lo persiguen y lo ultiman, ya se puede hablar de tortura u homicidio. Pero si logra verse es que le quitan un bien, lo persiguen, le meten una patada y recuperan el bien, ahí sí hay una legítima defensa”, concluyó Trespalacios.

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