El alcalde Daniel Quintero anunció a través de su cuenta de Twitter este jueves que le solicitó a todo su equipo de gobierno la renuncia protocolaria. “Desde hoy y hasta el próximo 29 de octubre nos reuniremos para diseñar el equipo que cerrará con broche de oro nuestra administración, y al que en 2023 con amor y valor defenderá a Medellín y derrotará al uribismo”, señaló.
He solicitado a mi equipo de gobierno su renuncia protocolaría. Desde hoy y hasta el próximo 29 de octubre nos reuniremos para diseñar el equipo que cerrará con broche de oro nuestra administración, y al que en 2023 con amor y valor defenderá a Medellín y derrotará al uribismo.
— Daniel Quintero Calle (@QuinteroCalle) September 29, 2022
La decisión es una medida previsible teniendo en cuenta el interés de Quintero de que sus funcionarios de confianza entren a hacer parte de la campaña para las elecciones de octubre de 2023, aunque, por ahora, todavía no existe un panorama muy claro de a quién ungirá para que intente mantener el control de la Alcaldía a favor de su movimiento político.
(Lea aquí: Los gestos de Petro que marcan distancia con Daniel Quintero)
Lo que sí es claro es que el revolcón en el gabinete no responde a argumentos técnicos con miras a fortalecer la gestión distrital para cumplir con el plan de desarrollo que, según diversas evaluaciones como las de Medellín Cómo Vamos, arrastra retrasos y grandes deudas en su ejecución a falta 14 meses para que finalice el mandato de Quintero. El objetivo, entonces –y así lo ha dejado ver el mismo Quintero– es ajustar las piezas de su círculo interno para posicionar al mejor candidato o candidata posible para el periodo 2024-2027.
Ya antes el alcalde había sacrificado la estabilidad y continuidad de su gabinete para jugársela en la contienda electoral. Ocho altos funcionarios de la Alcaldía renunciaron para irse a hacer campaña por el entonces candidato del Pacto Histórico, Gustavo Petro, entre ellos: Juliana Colorado, secretaria de Medio Ambiente; Carlos Mario Mejía, secretario de Movilidad; y Eleonora Betancur, de la agencia ACI. También se sumaron a esas salidas la secretaria de Mujeres, Ana Valle; y la gerente de Etnias, Farlin Perea.
Los primeros en abandonar el barco de la Alcaldía con la venia de Quintero fueron Esteban Restrepo, entonces secretario de Gobierno; el secretario de Inclusión, Juan Pablo Ramírez; y Juan Carlos Upegui, primo de la esposa de Quintero, la gestora social Diana Osorio, y quien estaba al frente de la Secretaría de la No-Violencia.
En el caso de Upegui, ante su poca relevancia entre la opinión pública, Quintero ha empezado a aplicar tácticas que suelen ser útiles para posicionar personajes que como él son desconocidos para la opinión.
Ambos se tomaron una foto en Nueva York, en el foro de la iniciativa Clinton, y la publicaron en sus redes sociales. Upegui, a pesar que desde febrero ya no es funcionario público, se ha convertido en protagonista de entrevistas en Telemedellín e incluso, salió a denunciar que estaba amenazado de muerte, y el alcalde amplificó esa noticia en su cuenta de Twitter de casi 900.000 seguidores.
El riesgo de todo escenario no es solo que a falta de 14 meses para finalizar su mandato los cambios abruptos entorpezcan aun más la cuestionada ejecución de los proyectos estratégicos para la ciudad sino que en medio de su decidida intención por mantener el poder ya hay denuncias de presuntos manejos de recursos y cargos como monedas de cambio para favorecer sus intereses electorales.
Por ejemplo, en su deseo de consolidar una candidatura a la Alcaldía de Medellín en las elecciones regionales de 2023, el exconcejal Albert Corredor, amigo y aliado político de Daniel Quintero, estaría utilizando la Secretaría de Educación como una de las plataformas de campaña, a través de la masificación de mensajes en redes y el uso de funcionarios y contratistas para que le ayuden a visibilizarse.
Por lo menos así lo indican varios testimonios y denuncias, que también hablan de que Corredor estaría usando datos personales de ciudadanos, que no es claro de dónde los obtiene, para mandar propaganda directa de su posible aspiración a través de WhatsApp.
