¿Qué puede preocupar de igual manera a un payaso de fiestas infantiles, a un médico, a un físico cuántico y a un ingeniero de la Nasa? La respuesta es la escasez de helio, material primordial en su rutina laboral, que se ha exacerbado en las últimas décadas. Entre 2011 y 2013, la industria del helio sufrió un déficit del 20%, una tendencia in crescendo en los últimos años, lo que demuestra que este problema está lejos de resolverse.
La carestía de helio no solo significará menos voces chistosas o menos globos de fiesta, sino que también afectará a varios ámbitos como las resonancias magnéticas o la exploración aeroespacial. El elemento es indispensable para los escáneres de resonancia magnética, pues no pueden funcionar sin helio. Un escáner promedio utiliza alrededor de 1.700 litros de este elemento.
Por otro lado, los artículos de un laboratorio de química no funcionan a menos que se enfríen con helio líquido. Entre otras cosas, según la revista científica ZME Science, el helio también se utiliza para enfriar y limpiar motores de cohetes, en investigaciones de física y química -incluido el Gran Colisionador de Hadrones-, buceo en aguas profundas, pronóstico del tiempo, criogenia, ingeniería de cohetes y fabricación avanzada como chips de computadora y líquidos de pantallas de cristal. No hay sustituto para el gas, y la falta de suministro puede afectar a los investigadores en múltiples niveles, provocando la pérdida de equipos y materiales de investigación.
Alrededor del 10% del suministro actual de helio se usa para globos recreativos y aerostáticos. Un absurdo, según David Cole-Hamilton, profesor emérito de química en la Universidad de St Andrews, quien expone que ese uso, frente a la extinción, debería prohibirse. “Si le das a elegir a alguien entre un globo de helio o una resonancia magnética para su hija, es una opción obvia”, le indicó a la BBC.
El helio puede ser abundante en el universo, pero en la Tierra simplemente se aleja flotando. En primera instancia, las rocas de tipo granito que lo producen no son tan abundantes, por lo tanto, el lado de la oferta es escaso ya que se necesitan condiciones geológicas inusuales.
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Otro aspecto tiene que ver con que el helio es extremadamente caro y difícil de almacenar, pues simplemente desaparece, no importa lo que se haga. Para almacenarlo y transportarlo, primero debe enfriarse a una temperatura de -452 grados Fahrenheit (-270 Celsius), lo que lo convierte en la sustancia más fría del planeta. Pero empeora aún más: incluso a estas temperaturas extremadamente frías, el líquido se evapora lentamente y, debido a su estructura, el helio gaseoso escapará de cualquier recipiente que conozcamos. “Es un gas noble y es maestro del escape”, así lo definió la revista ZME.
Para almacenarlo los países han recurrido a la geología. Estados Unidos tiene su reserva federal en Amarillo, Texas. “Allí el helio se comprime en la superficie y se inyecta en una capa de roca dolomita. Sobre estas cerraduras de dolomita, hay una capa de halita (sal) que atrapa el helio en su lugar. Este es el mejor proceso que tenemos disponible en este momento para almacenar helio y, como puede imaginar, es caro y requiere de mucho tiempo”, describió ZME.
El costo para llenar una docena de globos de helio ahora cuesta el doble que hace unos años. No solo los precios del helio han aumentado, sino que el suministro también es problemático en algunos puntos.
Por otro lado, la cantidad de campos de gas natural que también son ricos en helio está disminuyendo; las exploraciones de nuevos campos ha sido infructuosa y el almacenamiento es cada vez más difícil. Alrededor del 97% de todo el helio recolectado se produce como “producto de desecho”, durante la purificación del gas natural.
Las reservas también se están agotando, mientras que el consumo se mantiene constante o incluso aumenta. No es de extrañar entonces que los precios y la disponibilidad se vuelvan problemáticos.
“No nos vamos a quedar sin helio ni hoy ni mañana, pero todas las señales apuntan a un período de escasez de helio”, aseguró la revista Nature.
Por su parte, la BBC afirmó: “Hacia la segunda mitad de este siglo es probable que no haya suficiente helio en el mundo para llenar los globos que tanto gustan a los niños. También es posible que, por su escasez, el helio sea tan caro que comprar un globo se convierta en un auténtico lujo”.
Según datos de un artículo publicado en la revista Nature, en el que se cita a investigadores de la Universidad de Cambridge, hacia el 2030 la demanda de helio para usos tecnológicos se triplicará y será mucho mayor que su producción. El acelerador de partículas, los viajes turísticos al espacio y la ambición por conocer de la Nasa son algunos ejemplos. Varias voces son recalcitrantes en asegurar que estamos en pañales en materia de investigaciones para hacer la transición a la energía renovable o a sustitutos del helio.
Muchos investigadores indican que cerca del 80% de las reservas mundiales de helio están en Estados Unidos, un país que en 1996 radicó una ley que dictaminó que estas reservas debían venderse de 2015 en adelante, un error para muchos científicos que consideran que el elemento se ha comercializado a bajos precios.
“La consecuencia fue que el mercado se inundó de helio barato porque su precio no está determinado. Si el helio fuera más costoso, sería económicamente rentable recuperarlo y reciclarlo para usarlo en laboratorios en todo el mundo”, aseguró el profesor Robert Coleman Richardson.
Y recalcó: “Un globo de fiesta de cumpleaños inflado con helio debería costar unos 100 dólares para reflejar el verdadero valor del gas que contiene. Es hora de que tratemos al helio como el gas preciado que es. Es la única estrategia de sostenibilidad que se puede equiparar en estos momentos ante la incapacidad de controlarlo”.
El 18 de agosto de 1868 unos investigadores dirigieron su telescopio hacia un eclipse, descubriendo un elemento hasta entonces desconocido que se llamaba helio.
Resulta que el helio es un gas tan inerte y elusivo que les llevó varias décadas aislarlo en un laboratorio. Se extrae exclusivamente como subproducto de la extracción de gas natural.
Durante muchos años, Estados Unidos ha producido más del 90% del helio comercial del mundo. Una planta de gas natural en Arzew, Argelia, comenzó a producir cantidades masivas de helio a mediados de la década de 1990, suficiente para cubrir toda la demanda europea. En 2004-2006, se construyeron otras dos plantas, una en Catar y la otra también en Argelia, convirtiendo al país en el segundo productor de helio.
Se espera que en los próximos años dos nuevos pozos, uno en Rusia y otro en Catar, alivien la escasez durante la mayor parte de la próxima década, pero eso solo retrasa la escasez, sin las instalaciones de almacenamiento adecuadas.
China considera extraer helio en la luna, pero eso no es helio ‘normal’, es un isótopo llamado Helio-3 que podría crear plantas de fusión nuclear que no son radiactivas.