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Despliegue exitoso del parasol, un paso decisivo para el James Webb

Anteayer, luego de ciertos inconvenientes, los ingenieros lograron uno de los peldaños más importantes de la misión espacial, esencial para proteger al telescopio del calor.

El pasado 25 de diciembre se iluminó el cielo con el lanzamiento de la prima donna de las apuestas científicas de la humanidad, se trata del telescopio James Webb, protagonista de una misión revolucionaria para buscar la luz de las primeras galaxias en el universo temprano y explorar nuestro propio sistema solar, así como cuerpos espaciales con órbitas de curiosidad, los exoplanetas.

(Lea: La Tierra alcanzó el perihelio, el punto más cercano frente al Sol)

Despliegue exitoso del parasol, un paso decisivo para el James Webb

El TJW fue lanzado desde una base espacial en la Guyana Francesa en un esfuerzo conjunto de la NASA, la ESA (Agencia Espacial Europea) y la Agencia Espacial Canadiense. Cinco minutos después de ser propulsado por el cohete Ariane 5 de Arianespace, comenzó a reportar datos de telemetría. Luego de 30 minutos, el cohete se separó y el telescopio desplegó su matriz solar y comenzó su sostenibilidad energética.

Luego de 12 horas de vuelo espacial, los ingenieros y los controladores terrestres encendieron los propulsores del TJW para maniobrarlo como una nave espacial en una trayectoria óptima hacia su destino en órbita: aproximadamente 1 millón de millas de la Tierra.

Ese día, Thomas Zurbuchen, uno de los directores científicos de la NASA, expresó: “La promesa científica de Webb está ahora más cerca que nunca. Estamos al borde de un momento realmente emocionante de descubrimiento de cosas que nunca antes habíamos visto o imaginado”.

El TJW será operativo seis meses después de su lanzamiento, aún le faltan unos veinte días para llegar a su destino orbital, el punto Lagrange (L2). Entre mañana y y el domingo deben quedar los espejos completamente ensamblados. Después de eso, viene una etapa crucial donde la fe se mezcla con la ciencia, ya que será necesario hacer varios ajustes en la alineación de sus espejos para que comience a apuntar a las estrellas ancianas.

Ya desplegó su parasol

El pasado 4 de enero, luego que los ingenieros sortearon varios problemas como reiniciar el panel solar para obtener más energía y reapuntar el telescopio para evitar cualquier tipo de sobrecalentamiento en sus motores al limitar la luz solar, los ingenieros completaron con éxito el despliegue de Sunshield, el parasol del telescopio espacial.

El parasol de cinco capas, del tamaño de una cancha de tenis, es esencial para proteger el telescopio del calor, lo que permite que los instrumentos de Webb se enfríen a las temperaturas extremadamente bajas necesarias para llevar a cabo sus objetivos científicos. Cerca de 400 grados bajo cero, bloqueando el calor del sol mientras explora el universo y otras atmósferas extraterrestres en busca de posibles signos de vida.

Despliegue exitoso del parasol, un paso decisivo para el James Webb

Gregory L. Robinson, director del programa de Webb en la sede de la NASA, explico qué: “Miles de piezas tuvieron que trabajar con precisión para que esta maravilla de la ingeniería se desplegara por completo. El equipo ha logrado una hazaña audaz con la complejidad de esta implementación, una de las empresas más audaces para Webb “.

Un peldaño que a los que estuvieron detrás de su construcción los llenó de júbilos, ya que sí en la tierra de la teoría al hecho hay mucho trecho, ahora extrapolarlo al espacio multiplica el hito.

El parasol de cinco capas protegerá al telescopio de la luz y el calor del Sol, la Tierra y la Luna. Cada lámina de plástico es tan delgada como un cabello humano y está recubierta con metal reflectante, lo que brinda una protección del orden de más de 1 millón de SPF. Juntas, las cinco capas reducen la exposición al sol de más de 200 kilovatios de energía solar a una fracción de vatio.

Esta protección es crucial para mantener los instrumentos científicos de Webb a temperaturas de 40 kelvin, o menos de 380 grados Fahrenheit, lo suficientemente fríos para ver la tenue luz infrarroja que se busca observar.

“Al observar esa luz infrarroja, lo que representa un hito en la historia del estudio del espacio, permitirá, por fin, echar un vistazo directo a los primeros fotones que se formaron en el interior de una estrella, proporcionándonos las piezas faltantes en el rompecabezas de la historia cósmica y revelando los detalles de cómo se formaron las primeras galaxias, cuyas estrellas ionizaron de una vez y para siempre la sopa cósmica que eventualmente concluiría con nuestra propia aparición en la superficie de un planeta rocoso”, explica el astrofísico Juan Rafael Martínez Galarza.

El TJW es el sucesor científico de los emblemáticos telescopios espaciales Hubble y Spitzer de la NASA, construidos para complementar y promover los descubrimientos científicos de estas y otras misiones.

Se acerca al millón de kilómetros de distancia

La carretera más larga del mundo es la que une la localidad de Magadán, al noreste de Rusia, con Ciudad del Cabo, en Sudáfrica. Según Google Maps, es una ruta de 23.087 Kilómetros que se recorre en carro en 43 días, manejando ocho hora diarias. Hasta tres años a pie. El TJW, casi quince días después de ser lanzado al espacio, está próximo a estar en una distancia de un millón de kilómetros de la tierra. 43 veces la carretera que une Rusia con Sudáfrica. Una lejanía extraordinaria luego de dos semanas, lo que atestigua su vanguardia tecnológica.

El observatorio de ciencia espacial más grande y complejo del mundo le quedan otros 5 meses y medio de configuración por venir, incluido el despliegue del espejo secundario y las alas del espejo primario, la alineación de la óptica del telescopio y la calibración de los instrumentos científicos. Después de eso, Webb entregará sus primeras imágenes.

La tecnología revolucionaria del telescopio explorará todas las fases de la historia cósmica, desde el interior de nuestro sistema solar hasta las galaxias observables más distantes del universo temprano, y todo lo que se encuentra en el medio. Webb revelará descubrimientos nuevos e inesperados y ayudará a la humanidad a comprender los orígenes del universo y nuestro lugar en él.

Es la primera vez que alguien ha intentado poner un telescopio de este tamaño en el espacio. El parasol es un testimonio increíble del ingenio humano”.

Thomas Zurbuchen, científico de la NASA

Lo que se viene

Si todo va según lo planeado, Webb debería poder llegar a su destino final 1,6 millones de kilómetros de la Tierra a finales de enero. El telescopio ya está a poco más de la mitad de camino. Específicamente un 67 % de su recorrido. A fines de junio, el observatorio masivo debería comenzar a explorar el universo, con la esperanza de desvelar los misterios detrás de las primeras estrellas y galaxias formadas en el universo hace 13,7 mil millones de años.

El telescopio está planeado para funcionar al menos durante cinco años, quizás diez, en función de cuánto tiempo dure su combustible, ya que cada cierto tiempo, tiene que ser usado para corregir su órbita. Pero es inexorable afirmar que este será uno de los más grandes avances en la astrofísica y en el estudio de la humanidad, y estaremos allí para presenciarlo.

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