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La forma “al son del vallenato” que la NASA probará para aterrizar en Marte

La agencia espacial se desvive por encontrar la mejor manera para colonizar al planeta rojo; por ello prueba nuevas formas de aterrizar en su suelo.

Es imposible que el austriaco Demian Cyrill haya pensado en 1829, cuando patentó la creación del acordeón contemporáneo, que virtuosos como Alejo Durán y Alfredo Gutiérrez harían magia con ese instrumento; sin embargo, muchos historiadores se han opuesto a que el vienés haya sido su creador debido a la presencia de fuelles musicales similares en tiempos remotos en China y las muchas variaciones a continuación. (Lea: La nueva fecha para lanzar Artemis I, un paso clave para volver a la Luna)

Lo que sí sería de manicomio es que alguien, hace unos años, hubiese dicho que en algún momento habría una conexión entre Cyrill o los acordeoneros a las orillas del río Guatapurí con la industria espacial que quiere llevar al hombre a Marte.

Pero lo que parece una locura, hoy es una certeza. La NASA está probando nuevas formas de aterrizaje de sus naves en Marte. Para ello ha ensayado de forma exitosa el módulo de aterrizaje experimental SHIELD (Simplified High Impact Energy Landing Device), diseñado para absorber fuertes impactos con una tecnología similar a la capacidad de deformación de la latonería de un automóvil. “Quedó como un acordeón tras el estrellón”, hemos escuchado en las calles cartageneras. Esa ha sido la misma lógica experimental de la NASA.

¿Cómo funciona?

La NASA ha aterrizado exitosamente nueve veces vehículos espaciales en Marte, utilizando paracaídas de última generación, bolsas de aire masivas y equipos propulsores que posaron las naves espaciales de manera segura en la superficie. Ahora los ingenieros están probando si la forma más fácil de llegar a la superficie marciana, aliste los ojos, sería estrellando las naves directamente contra el suelo rojo.

Pero, ¿cómo harían para que la nave no se destruya y los millones de dólares invertidos sean lanzados a la nada? Durante el descenso, en lugar de frenar la alta velocidad con la que llega una nave espacial, el nuevo diseño experimental SHIELD usaría una base plegable similar a un acordeón que se deformaría y absorbería la energía del gran impacto contra la superficie.

La forma “al son del vallenato” que la NASA probará para aterrizar en Marte

El nuevo diseño podría reducir drásticamente el coste de aterrizar en Marte al simplificar el complicado proceso de entrada, descenso y aterrizaje, y abriría la posibilidad de realizar un aterrizaje en múltiples ubicaciones del planeta.

Este proyecto de aterrizaje en Marte podría permitir que las misiones tengan bajo coste y alcancen la superficie marciana mediante el uso de una base plegable que absorbe los impactos para aterrizar de manera segura.

“Creemos que podríamos ir a áreas más complejas, donde no querríamos arriesgarnos a colocar un rover de mil millones de dólares con nuestros sistemas de aterrizaje actuales. Tal vez, incluso, podríamos aterrizar varios de estos en diferentes lugares de difícil acceso para construir una red”, precisó Lou Giersch, gerente de proyecto de SHIELD, del Jet Propulsion Laboratory de la NASA.

Y agregó: “Si podemos hacer un aterrizaje forzoso en Marte, sabemos que SHIELD podría funcionar en planetas o lunas con atmósferas más densas”.

Gran parte del diseño de SHIELD se basa en el trabajo realizado para el proyecto Mars Sample Return de la NASA. El primer paso de este proyecto está en marcha con el rover Perseverance recopilando muestras de rocas en tubos metálicos herméticos; el siguiente paso implica a una futura nave espacial que traiga esas muestras a la Tierra en una pequeña cápsula y aterrice, de manera segura, en una zona desierta.

Para probar la base prototipo para SHIELD y su módulo plegable para aterrizar bruscamente se dejaron caer tubos de muestra de Perseverance, el explorador en Marte, en una torre de caída de 27 metros en el Laboratorio de Propulsión JET de la NASA, el pasado 12 de agosto, para replicar el impacto que encontraría al aterrizar en Marte.

La forma “al son del vallenato” que la NASA probará para aterrizar en Marte

Esta torre de caída en el JPL puede lanzar artículos a 177 km/h al suelo, recreando las fuerzas que experimentarían durante un aterrizaje en Marte. // NASA

¿Fue un éxito?

Lo primero que los ingenieros intentaron demostrar con la prueba fue cómo quedan después de la colisión los componentes electrónicos sensibles. Para ello engancharon al artefacto que lanzaron un teléfono móvil, una radio y un acelerómetro para simular la electrónica que llevaría una nave espacial.

“Sudando en el calor del verano, vieron a SHIELD ascender lentamente hasta la cima de la torre. Escuchar la cuenta atrás nos puso la piel de gallina. Todo el equipo estaba emocionado de ver si los objetos dentro del prototipo sobrevivirían al impacto”, expuso la NASA.

En solo dos segundos, la espera terminó: el lanzador golpeó a SHIELD contra el suelo a aproximadamente 177 kilómetros por hora. Esa es la velocidad que alcanza un módulo de aterrizaje en Marte cuando se encuentra cerca de la superficie después de ser frenado por la resistencia atmosférica, teniendo en cuenta que su velocidad inicial al entrar en la atmósfera marciana es de 23.335 kilómetros por hora.

Las pruebas anteriores de SHIELD utilizaron una “zona de aterrizaje” de tierra, pero para esta prueba el equipo colocó una placa de acero en el suelo, de 5 centímetros de espesor, para crear un aterrizaje más duro que el que experimentaría una nave espacial en Marte. El acelerómetro a bordo reveló que SHIELD impactó con una fuerza de aproximadamente 1 millón de newtons, comparable a 112 toneladas chocando contra él.

Las imágenes de la cámara de alta velocidad de la prueba muestran que SHIELD impactó en un ligero ángulo, luego rebotó alrededor de 1 metro en el aire antes de volcarse. El equipo sospecha que la placa de acero provocó el rebote, ya que no se produjo ningún rebote en las pruebas anteriores.

Al abrir el prototipo y recuperar la simulación de carga útil electrónica, el equipo encontró que los dispositivos a bordo, incluso el teléfono inteligente, sobrevivieron.

“El único hardware que se dañó fueron algunos componentes de plástico que no nos preocupaban”, precisaron los ingenieros con la emoción resultante del éxito. ¿El siguiente paso? Diseñar el resto de un módulo de aterrizaje en 2023 y ver hasta dónde puede llegar su diseño y si puede aguantar otra prueba de impacto.

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