El futuro está aquí. Es un adagio popular a la hora de hacer referencia a los avances militares que las grandes potencias han presentado en los últimos años. Grandes presupuestos y la vanguardia tecnológica y científica, al servicio de un solo objetivo: blindar sus naciones al galopante poderío nuclear de sus rivales. (Lea: La ciencia que hace que el Mundial de Qatar sea el más avanzado de la historia)
Este es el caso de Estados Unidos, país que a través de su Fuerza Aérea y el Pentágono acaba de presentar un avión con superpotencia nuclear para hacer un rápido y certero ataque a Moscú o Pekín. Se trata del nuevo bombardero furtivo B-21 Raider, primero de su especie después de 30 años, expuesto en una ceremonia estrictamente controlada, donde se evitó que satélites o cámaras aéreas lo vieran. Casi todos los aspectos del programa están clasificados.
B-21 Raider es un bombardero de alta tecnología que está diseñado y construido por la empresa aeroespacial y de defensa, Northrop Grumman. Hace su debut después de años de desarrollo secreto, como parte de la respuesta del Pentágono a las crecientes preocupaciones sobre un futuro conflicto con China.
El avión incluye materiales avanzados utilizados en revestimientos para hacer que el bombardero sea más difícil de detectar. Además, tendrá nuevas formas de controlar las emisiones electrónicas, por lo que podría falsificar los radares adversarios y disfrazarse como otro objeto. Sí, esa invisibilidad que se ha proyectado en algunas contenidos de ciencia ficción.
Serán 100
La Fuerza Aérea de EE. UU. planea construir 100 B-21 Raiders, capaces de desplegar armas nucleares o bombas convencionales con o sin humanos a bordo. Aún es una incógnita el costo al que ascenderán estas inversiones militares.
El B-21 es parte de los esfuerzos de EE. UU. para modernizar las tres patas de su tríada nuclear, que incluye misiles balísticos nucleares lanzados desde silos y ojivas lanzadas desde submarinos, a medida que pasa de las campañas antiterroristas de las últimas décadas para enfrentar la rápida modernización militar de China.
“China está en camino de tener 1.500 armas nucleares para 2035, y sus logros en hipersónicos, guerra cibernética y capacidades espaciales presentan. El desafío más importante y sistémico para la seguridad nacional de EE. UU. y el sistema internacional libre y abierto”, expuso el Pentágono.
