A la paleontología se le debe que hoy todos conozcamos cómo lucían los dinosaurios. En Cartagena hay un taxi con muchos ejemplares de plástico pegados en su tablero. Protagonizan películas en Hollywood y ahora en Navidad muchos serán envueltos para ser puestos al árbol. (Lea: ¿Dinosaurios enanos? Así era una nueva especie descubierta por científicos)
Hace 66 millones de años, en la península de Yucatán, en México, Chicxulub, un gran asteroide, extinguió a los dinosaurios. Según los científicos lo hizo con la fuerza de 10 mil millones de bombas atómicas y cambió el curso de la evolución. Triste y desolador, pero esta catástrofe habría hecho posible la evolución humana, pues los mamíferos sobrevivientes evolucionaron, incluidos pequeños protoprimates que se convertirían humanos que ahora pierden horas en pantallas. Esa es la teoría más extendida.
Pero, un elemento relacionado a los dinosaurios que interesa a muchos es una especie de ucronía. Ese término según el diccionario es la reconstrucción histórica que se basa en hechos posibles pero que no sucedieron realmente. En ese ámbito se clasifica a la teoría del “dinosaurioide” de Dale Russell.
Dinosaurios en Transcaribe
En la década de 1980, el paleontólogo Dale Russell propuso un experimento mental en el que un dinosaurio carnívoro evolucionó hasta convertirse en un usuario inteligente de herramientas. Este “dinosaurioide” tendría un gran cerebro con pulgares oponibles y caminaría erguido.
Este reptiliano, poco probable pero no imposible, hubiese tenido una evolución biológica similar al ser humano, incluyendo el raciocinio necesario para saber si le sirve el X106, el T101 o alguna alternativa más del sistema de transporte público de Cartagena.
“Aquellos dinosaurios tenían cerebros inusualmente grandes, visión binocular y unas garras con las que podían agarrar objetos. Si el cataclismo no hubiese acabado con ellos, millones de años de evolución después podrían haber dado lugar a una especie de dinosaurio inteligente que, en la mente de Russell, era un humanoide verde que en lugar de amamantar a sus crías les daría el alimento regurgitándolo de la boca”, expuso Miguel Carrasco, periodista científico de La República (Perú).
No obstante, si esto hubiese sucedido, según algunos científicos, no existiría el ser humano. “La hipótesis más frecuente sobre los beneficiados de la extinción de los dinosaurios dice que los mamíferos, hasta ese momento pequeños animales nocturnos que vivían en los márgenes del planeta, aprovecharon las vacantes producidas por el asteroide para ocupar sus nichos ecológicos, crecer y diversificarse”, explicó Carrasco.
¿Dinosaurios inteligentes?
Aunque para Russell los dinosaurios en la actualidad harían política o estarían jugando fútbol en Catar, una gran parte de la ciencia considera que su evolución siempre se concentró en el crecimiento gigantesco de sus cuerpos y de la adaptación a sus contextos, pero no a fortalecer sus cerebros.
“Los dinosaurios hacían bien los cuerpos grandes. Grandes cerebros no tanto. Los dinosaurios mostraron una tendencia débil hacia el aumento del tamaño del cerebro con el tiempo. Los dinosaurios del Jurásico como Allosaurus, Stegosaurus y Brachiosaurus tenían cerebros pequeños”, precisó el portal científico The Conversation.
A finales del Cretácico, los tiranosaurios y los picos de pato habían desarrollado cerebros más grandes. Pero a pesar de su tamaño, el cerebro del tiranosaurio rex pesaba solo 400 gramos. Un cerebro de Velociraptor pesaba 15 gramos. El cerebro humano promedio pesa 1,3 kilogramos.
“Los dinosaurios parecen haber tenido vidas sociales cada vez más complejas. Comenzaron a vivir en manadas y desarrollaron cuernos elaborados para pelear y exhibirse. Sin embargo, los dinosaurios en su mayoría parecen repetirse, evolucionando como herbívoros gigantes y carnívoros con cerebros pequeños”, subrayó el medio.
Por ende, muchos consideran que en la actualidad solo tendríamos herbívoros supergigantes de cuello largo y enormes depredadores parecidos a tiranosaurios, pero hay poca evidencia de que se convirtieran en genios. Tampoco es probable que los mamíferos los hayan desplazado. Los dinosaurios monopolizaron sus entornos hasta el final, cuando impactó el asteroide.
Según The Conversation, los mamíferos, por su parte, tenían diferentes limitaciones. Nunca evolucionaron como herbívoros y carnívoros supergigantes. Pero en repetidas ocasiones desarrollaron grandes cerebros. Cerebros masivos (tan grandes o más grandes que los nuestros) evolucionaron en orcas, cachalotes, ballenas barbadas, elefantes, focas leopardo y simios.
Hoy en día, algunos descendientes de dinosaurios, aves como cuervos y loros, tienen cerebros complejos. Pueden usar herramientas, hablar y contar. Pero son los mamíferos como los simios, los elefantes y los delfines los que desarrollaron los cerebros más grandes y los comportamientos más complejos.
